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Mohamed Saad

Raseef22, 28/05/2020

 

En las sociedades que dependen de la fuerza física, es decir, de su capacidad para ejercer la violencia, los cargos militares y de seguridad y la proximidad a los aparatos de represión y control se convierten en un símbolo de superioridad de clase mientras que en las sociedades que dependen de la fuerza en su sentido racional más general, las profesiones basadas en el trabajo desempeñan un papel mayor en la formulación de las políticas y en la influencia sobre la sociedad.

El control sobre la formulación de políticas y la dirección de la escena política y económica por parte de quienes ejercen la violencia ha sido una de las principales características de la República de julio desde su creación en 1952. Sin embargo, los hechos nos demuestran que un contexto muy militarizado con pocas políticas no es útil en tiempos de graves crisis, como un aumento del número de oficiales no salva ni al sistema sanitario ni al sistema educativo, y la escasez de médicos e investigadores es más grave que la fata de aviones presidenciales de alta calidad.

El 30 de marzo se anunció el fallecimiento del primer médico egipcio infectado por coronavirus como consecuencia de su contacto con los enfermos. Se trataba del doctor Ahmed al Lawah, de 57 años, profesor y director del Departamento de Análisis Clínicos de la Universidad de Al Azhar. Pero la crisis se fue agravando y el 25 de mayo ya había 19 médicos fallecidos, entre ellos el joven Walid Yahia, cuyo fallecimiento desencadenó una crisis entre el sindicato de médicos y el Ministerio de Sanidad. El sindicato acusó al ministerio de negligencia en la protección de los médicos por no trasladar a Yahya a un área de aislamiento ni suministrarle el tratamiento apropiado para su cuadro clínico, lo que hizo que un buen número de compañeros dimitieran a modo de protesta.

Los fallecimientos han ido en aumento entre el personal sanitario y los trabajadores de primera línea, sin embargo, el país no ha cambiado de intereses, prioridades de gasto ni orientación de sus políticas. El presidente egipcio, Abdelfattah al Sisi, sigue hablando de proyectos de construcción y no de la crisis sanitaria ni de las quejas de los trabajadores del sector.

Tampoco los médicos, “mártires en el ejercicio de su deber”, han recibido honores oficiales ni han sido tratados como las víctimas militares o policiales (que también merecen honores materiales y morales).

(…)

 

Imagen de @_kiarashkhalili_

 

Traducido del árabe por Luis Serrano Lora en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.

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