Buali_la muerte de la conciencia del mundo

Alif Post, 18/06/2016

Entre 50 y 70 jóvenes marroquíes perdieron la vida en las aguas entre Libia e Italia hace dos semanas (el 3 y el 4 de junio), en una más de las tragedias de la emigración que no cesan desde hace tres décadas.

La noticia comenzó con una serie de vaticinios que confirmaron la tragedia con el paso del tiempo. La cosa no solo tiene que ver con los cincuenta jóvenes que murieron sino con las decenas de marroquíes que mueren cada cierto tiempo mientras buscan una vida mejor que no les ofrece su país, Marruecos.

Una noticia de esa índole en un país que respete los sentimientos de sus ciudadanos y que vele por su prestigio internacional, hubiera sido suficiente para movilizar a todas las instituciones responsables, y sobre todo a los organismos electos y a la opinión pública para manifestar su pesar (…) para celebrar un debate nacional a fin de solucionar este fenómeno que secuestra de sus familias a los marroquíes en el cénit de su juventud.

Pese a la catástrofe, el Estado no se ha movido con todas sus instituciones soberanas y ejecutivas, desde la monarquía hasta el parlamento pasando por el gobierno; las asociaciones de derechos humanos, salvo excepciones, han guardado silencio y la opinión pública no ha mostrado un interés tangible por esa tragedia ignorada de continuo por muchos púlpitos mediáticos.

Este silencio colectivo, salvo excepciones, desvela el valor que tiene el ciudadano en un país como Marruecos, es decir, que no vale nada la mayoría de las veces.  El silencio no sorprende en un país que registra el mayor número de ciudadanos desesperados que mueren aislados, en un país en el que sus mujeres dan a luz en la puerta de los hospitales, cuya juventud sigue recurriendo a una emigración casi colectiva, como confirman los datos sobre la emigración de los marroquíes por los Balcanes hacia Alemania, y a través de las costas libias compitiendo con los refugiados de países en guerra civil como Siria.

Son doblemente víctimas, primero de las políticas económicas que han elevado la tasa de pobreza, la privación y han ampliado las diferencias entre clases, y en segundo lugar de la falta de interés de Marruecos en ellos y en su trágica muerte.

El inmovilismo de las instituciones del Estado en la tragedia de Libia, que ni siquiera emitieron un comunicado o celebraron una reunión para hablar de la tragedia, y el desinterés de los activistas de la sociedad civil, salvo excepciones, son un estigma de vergüenza para la frente del Marruecos 2016, y una muerte de la conciencia colectiva del Marruecos 2016.

Nota de la página informativa Alif Post: deseamos que esta noticia sea compartida como gesto de solidaridad con todas las víctimas.

Viñeta del caricaturista marroquí Buali para Hespress titulada «La muerte de la conciencia del mundo»

 

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