sh

Gassán Sharbel, 07/07/2014, Al Hayat

No son sencillas esas imágenes que se suceden. Un joven que sale de la oscuridad en la Gran Mezquita de Mosul. Se dirige a los presentes en calidad de califa. Dice en un tono cortante: «Dios me ha encomendado una gran responsabilidad, ayudadme a asumirla». Y de repente el mundo entero se vuelca en buscar las raíces del «califa Ibrahim».

Tampoco es sencillo que haya caído Mosul, la segunda ciudad de Iraq, en las manos de centenares de miembros de la organización. Mosul que fue el almacén de los oficiales del Ejército iraquí en décadas pasadas. La otra parte de la terrible escena es el colapso de las unidades del Ejército iraquí. El mando militar que prefirió guardar el anonimato y por miedo se entregó a los peshmerga. Lo llevaron a Arbil y desde allí a Bagdad. Cuatro días después individuos armados entraron en la sede del Cuarto Regimiento en Bagdad y se apoderaron de un arsenal de armas. Los soldados del Ejército se quitaron sus uniformes para ponerse el dashadish y salir huyendo.

Tampoco es sencillo que el EIIL haya hecho caer la frontera de Iraq y Siria. Y que se haya extendido por grandes provincias en los dos Estados y apoderado de los yacimientos de petróleo. Y que haya pedido a la población que se arrepienta y que tribute. Y que la población haya huido de ciudades y localidades de las que el EIIL se ha apoderado en su ausencia y que luego haya regresado y se le hayan impuesto condiciones para volver y que obedezca.

La ruidosa aparición del EIIL ha echado a volar las imaginaciones. ¿Dónde consiguieron todas esas armas modernas antes de apoderarse del arsenal de las unidades del Ejército iraquí que se evaporaron? ¿De dónde salió el dinero que tenían en su poder antes de hacerse con los tesoros de Mosul? ¿Cómo se han podido mover los grupos del EI con toda esa libertad? ¿Dónde está la información del Ejército iraquí y de su aliado iraní? ¿Dónde están la aviación y los bombardeos del Ejército sirio?

No intento en absoluto hacer creer que se ha fraguado una conspiración en la sombra. Solo hago preguntas ante una escena sin precedentes y extremadamente peligrosa.

Pregunté a muchos iraquíes y no me dieron una respuesta convincente. Tuve que preguntar a los políticos de la zona suní que hoy vive supuestamente bajo el patrocinio de Abu Bakr al Bagdadi. Estos creen que el EIIL es un fenómeno ajeno y cuestionable. Calculan que su control y su influencia no van a durar. Dicen que los medios de comunicación han caído en la trampa tendida por el EIIL que quiere sembrar el miedo entre sus oponentes. Los medios de comunicación ignoran que lo que sucede en las provincias suníes de Iraq es resultado de la acumulación de protestas que comenzaron hace año y medio para «expresar el rechazo del elemento suní de la vía de Nuri al Maliki y de su política de exclusión y marginación». Y dicen también que el nervio de las protestas lo formaban «ciudadanos indignados y fuerzas islamistas, baacistas y nacionalistas que participaron en la resistencia contra la ocupación estadounidenses y que después de su retirada siguieron resistiendo contra el poder sectario aliado de Irán».

Pregunté qué frente puede combatir al EIIL y la respuesta fue la siguiente: «No se puede combatir al EIIL desde el exterior. Cualquier papel que desempeñe EE. UU. fortalecerá la legitimidad de esa organización entre la población. Cualquier papel que desempeñe EE. UU. apoyando al Ejército iraquí aumentará el carácter sectario del conflicto. El EIIL caerá rápidamente si el elemento suní deja de sufrir injusticias y el proceso político recupera el equilibrio necesario. Y eso significa en la práctica que el Maliki y la vía que sigue queden fuera de la escena y que las fuerzas de facto en la calle suní sean reconocidas junto a sus demandas. La solución no es resucitar a las fuerzas Al Sahua. La solución es reequilibrar Iraq que es lo que debilitará el poder de dos partes: Al Qaeda y derivados por una parte, Irán por otra».

Parafraseando a otro de ellos, el EIIL también ha nacido de «la crisis del papel de la sunna en Iraq, Siria y Líbano, es decir la zona llamada creciente chií, a pesar de que los suníes no sean allí una minoría».

Parece obvio que la zona no puede aguantar que se asiente el Estado del «califa Ibrahim» en las zonas que controla. Y además hay datos que apuntan a que EE. UU. está patrocinando contactos para derrocar al EIIL desde el interior. La identidad de quienes vayan a combatir al EIIL afectará a la forma de la batalla, a su desarrollo y a su destino final.

 

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *