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Your Middle East, 08/06/2016

Elisa Pierandrei

La industria del cómic tunecino se está restableciendo. Nos hemos reunido con Othman Selmi para profundizar un poco más.

Cuando hablamos de cómics árabes, no podemos dejar de mencionar la valiosísima referencia de Othman Selmi, diseñador gráfico y dibujante de cómics tunecino nacido en 1977, que ha hecho de su casa-taller una feria para los apasionados de la producción cultural urbana. En medio de obras literarias y películas francesas y árabes, pude apreciar las colecciones de viejos cómics del mundo árabe que llenaban la gran estantería que cubría toda la pared. Ahí se pueden encontrar los primeros números de Majid, una revista para niños fundada en 1979 en Abu Dabi y que todavía tiene difusión en el mundo árabe. Asimismo, se pueden encontrar impresionantes extractos del universo creativo del caricaturista y diseñador visual egipcio, Mohieddine Ellabad, y del caricaturista político sirio, Ali Ferzat. Me fijé también en los relatos de Túnez de Moncef Elkateb o en el estilo de Chedly Belkamsa, que se ve reflejado en sus dibujos en la famosa revista infantil Qaws Quzah (arcoíris), la primera que funda un editor privado en Túnez (1984).

Graduado por el Institut Supérieur des Beaux Arts en Túnez, Othman Selmi empezó a gozar de cierta popularidad en el extranjero gracias a sus ilustraciones editoriales. El semanario italiano Internazionale le ofreció la posibilidad de relatar los episodios de la Primavera Tunecina en una serie de cartoline (postales, en italiano), en las que se usa el mismo recurso del cómic.

“Si bien el cómic fue un arte popular en el mundo árabe en el pasado, a pesar de ser importado de Europa y de EE.UU, todos esos años de opresión fueron perjudiciales para nuestra cultura. Numerosas editoriales cerraron y fue prohibida la venta de libros y periódicos”, dijo Selmi cuando lo entrevisté en Túnez. Él cree que “tener que enfrentarse a una censura tan rigurosa impide que los cómics, al igual que otros géneros literarios, se expresen libremente”.

 

TÚNEZ Y LOS CÓMICS

 

No obstante, en el último año, Selmi atestiguó el restablecimiento de la industria del cómic árabe. En vistas de dicho contexto, se puede decir que el cómic nació galvanizado o estimulado por los movimientos de protesta de 2011. En un principio, atraía por lo general a un público joven. Mas, desde mediados del 2000 y, sobre todo, después del 2011, las novelas gráficas y las historietas para adultos —que trataban temas sociopolíticos que los preocupaban— aparecen en el mundo árabe y se ganan a un amplio público.

Cuando me reuní con Selmi en Túnez, me entregó ejemplares de cómics marroquíes (Skefkef), tunecinos (Lab619 y Kousksy Bilaban) y egipcios (Tok Tok). También conseguí un ejemplar de Samandal, almanaque trilingüe fundado en Líbano en 2007 y dedicado al noveno arte (denominación atribuida a las historietas).

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Selmi viajó a Casablanca en febrero para participar en un taller con el equipo de Skefkef, cuyo nombre proviene de un bocadillo marroquí típico (elaborado con ingredientes misteriosos). El proyecto trata de explorar las dimensiones sociales y culturales de los marroquíes por medio de dibujos y textos que se mueven entre lo serio y lo satírico. Más adelante, en septiembre, fue a Egipto para participar en calidad de jurado de Cairo Comix, nuevo festival dedicado al noveno arte, que pretende reunir a dibujantes de cómics e ilustradores del mundo árabe con los de otras regiones.

Con todo eso, ¿podemos decir que el cómic se ha convertido en la literatura contemporánea? “El cómic ha dejado de ser un arte simple y decorativo para seguir explorando diferentes vías por medio de dibujos y aproximaciones narrativas más complejas, que solo este medio puede ofrecer”, dijo Selmi. “Un gran ejemplo es el de la novela gráfica de Chris Ware —Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo— que para mí es uno de los mejores libros del mundo por su osadía visual y narrativa. Taiyou Matsumoto —con su fabuloso Tekkon Kinkurito— y David Mazzucchelli —con su magnífico Asterios Polyp— son otros ejemplos.

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En 1966, el cómic apareció por primera vez en Túnez en una revista para niños: Irfane. Estaba redactada completamente en árabe, según un artículo de Africacultures que me dio Selmi, y la había publicado la Federación Tunecina de Organizaciones Jóvenes, una institución dependiente del Estado. Más tarde, entre los años 70’ y 90′, varias historietas originales, revistas infantiles y cómics periodísticos empezaron a ganar popularidad. A partir de ahí, se puso en marcha la celebración de nuevos festivales de cómics como el de Tazarka, fundado en 1997 y el más antiguo de esa modalidad en África. En el 2000, el dinámico Bouhaouala Habib, organizó el Festival méditerranéen de BD et de l’image de Tunis (Festival Mediterráneo del Cómic y de la Imagen de Túnez) con una exposición de obras artísticas originales realizadas por el italiano Hugo Pratt.

“En Túnez, los cómics franco-belgas siguen gozando de popularidad, especialmente entre la élite”, en palabras de Selmi. Ese mismo día por la tarde, me invitó a asistir a la firma de libros de la más reciente en el ámbito del cómic tunecino, Lab619. Se trata de una revista destinada a adultos jóvenes que cada tres meses publica cómics bilingües (árabe-francés) en blanco y negro. El evento tuvo lugar en un espacio privado —La Maison de l’Image (La Casa de las Imágenes)— y lo dirigían el fotógrafo tunecino, Ghozlani Wassim, y Olfa Feki. Ahí conocí a Noha Habib, que acababa de ser galardonada en Cairo Comix por su trabajo en Lab619. En el último número de la revista, su cómic arrancó con una cuestión tensa y delicada para la sociedad tunecina: la masculinidad y la relación entre el adolescente que tiene una orientación sexual diferente y sus padres.

Dumb decisions for Boktor magazine_photo (2)

Pese a que nuestra conversación giraba simplemente en torno al cómic, Selmi intercalaba algunos comentarios dominados por un pesimista sentimiento de desconfianza en el futuro: “hoy día, el cómic en Túnez y en el mundo árabe es bastante elitista y se considera un arte minoritario. Los libros extranjeros son demasiado caros para los tunecinos y la producción nacional es muy escasa y se enfrenta a una pobre distribución”.

En los últimos 25 años, el público ha cambiado. Selmi cree que “las nuevas generaciones están más conectadas a las pantallas que al papel, pero este problema es global. En otras partes, la prensa y las editoriales intentan buscar la forma de variar su producción para ser leídas”.

 

DEL PAPEL A LOS PÍXELES (Y VICEVERSA)

 

Las revistas son el destino de muchas de las ilustraciones gráficas de Selmi. Colaboró con la revista socio-cultural árabe asentada en París, Rukh; con las publicaciones de la organización no lucrativa, The Legal Agenda; y con la revista libanesa de moda, ilustración y música, FIMP. En realidad, gran parte de su arte proviene del diseño gráfico, inclusive los anuncios publicitarios. Es director creativo asociado de Pointcarre, una agencia tunecina de comunicación y publicidad, unida a la cadena TBWA.

Selmi encontró en los carteles un medio creativo para expresarse a sí mismo cuando se trata de utilidad social. Fue propulsor de un potente mecanismo de comunicación por medio de signos y palabras en los que usa un exuberante lenguaje visual como, por ejemplo, su propuesta para el cartel teatral de Le péché du succès (El pecado del éxito), obra escrita por la directora y autora tunecina, Meriam Bousselmi.

Theatre Poster by Othman Selmi

“Vivimos en un país machista y la gente sigue negándolo. Encontramos, por un lado, la ley y el debate oficial; y, por otro, lo que está sucediendo en realidad. Quise que el cartel fuera lo suficientemente provocativo para que pudiera cuestionar dicha relación”, dijo. La obra cuenta la historia de un artista árabe joven que ve cómo un miembro de su propio grupo de teatro se apodera de un premio que le correspondía a él.

 

[Leyendas de las imágenes:

Fotografía: Skefkef

Portada de la revista Tok Tok (Egipto)

Decisiones tontas, póster para la revista Boktor]

 

[Traducción del cartel de Le péché du succès

El pecado del éxito

“La discriminación racial contra la mujer es una enfermedad que se transmite socialmente”

Texto, escenografía y producción teatral de Meriam Bousselmi.

Interpretación: Amal Omran, Amal Ayouch, Fatiha Ouarad, Ayet Magdy y Djohra Dreghela]

 

Traducido del inglés por Eman Mhanna en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.

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