21-03-13-al-sharq-al-awsat

El décimo aniversario de la ocupación estadounidense de Iraq ya está aquí, y con ese aniversario, como todos los dolorosos aniversarios, surgen las preguntas. ¿Cuál es el balance de esa invasión que no respetó el derecho internacional? ¿Eran sinceros sus objetivos públicos a pesar de que fueron cambiando incluso antes de la invasión? Primero se habló de buscar armas de destrucción masiva, luego de libertad y democracia para el pueblo iraquí y después para todos los pueblos de la región.

La mayoría de las preguntas se imponen en la mesa de debate por si mismas, sobre todo ahora ante las actuales protestas y la crisis del régimen político iraquí que se acercan al escenario más temido por todos, es decir, a esa guerra civil que nadie quiere. No podemos olvidar lo que sucede en Siria y la dimensión del daño añadido que puede provocar en Iraq la caída del régimen de Al Asad. ¿Por dónde empezar? Posiblemente por los últimos documentos secretos del periodista estadounidense Michael Isikoff, de la revista Newsweek y de la cadena NBC News, que acaban de ver la luz en Washington y que demuestran cómo se falsearon los argumentos para ocupar Iraq. En las páginas de su nuevo libro, Isikoff recoge declaraciones del exdirector de la CIA, George Tenet, quien afirmó que la Casa Blanca quería ocupar Iraq mucho antes del 11-S y falseó los argumentos para invadir Iraq; así lo corroboró Paul Henry O’Neil, exsecretario del Tesoro de EE.UU. y miembro del Consejo de Seguridad Nacional, quien declaró que «Bush había planeado la guerra de Iraq antes del 11-S». El libro de Isikoff recoge testimonios de responsables británicos que afirman que EE.UU. estudió el tema del cambio de régimen en Iraq antes de la llegada de Bush a la presidencia. Ya en el año 2000 Dick Cheney informó de la posibilidad de que la administración Bush llevara a cabo una operación militar para quitar a Saddam Huseín del poder por la fuerza. Cheney, el hombre del petróleo y del famoso holding Halliburton, convirtió los yacimientos de petróleo iraquíes en prioridad para la seguridad nacional estadounidense antes del 11-S con el objetivo de garantizarse el control del crudo de Iraq, como informó el Sunday Herald y posteriormente ratificó Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de EE.UU., entre otros. Hay muchos documentos secretos relacionados con esta guerra que no verán la luz hasta que pasen otros diez o quince años y todos ellos posiblemente confirmen que Iraq y la zona fueron un objetivo a largo plazo de las políticas estadounidenses, y que los neocon planearon cambiar no solo el régimen en Iraq sino toda la región en un plazo de veinte años.

¿Cuál es el balance de la cosecha? ¿Hay libertades, democracia, armonía política entre iraquíes o ha aumentado la división política? ¿Son más profundas las alineaciones ideológicas? ¿El tejido social se ha desintegrado y ha empeorado el nivel de vida de la población una década después de una invasión que hizo más profunda la brecha en el muro de la Umma, la nación árabe? Lo que está claro es que las élites políticas iraquíes no han logrado solucionar los problemas políticos esenciales que hizo estallar la ocupación de Iraq en abril de 2003 hasta la aprobación de la Constitución iraquí en 2005, unos problemas que se han reproducido a través de manifestaciones diferentes en lo que podemos llamar una política de «reciclado de crisis». Quienes sigan con detalle lo que sucede en la escena iraquí observarán que todas las alternativas tácticas creadas para producir sistema híbridos desde 2006 no han logrado hacer que este régimen supere la crisis estructural que padece, sobre todo las tentativas «de consenso» para mantener la frágil situación política a partir del actual equilibrio de fuerzas, pero no a partir de principios referenciales de gobierno aceptados por todos que se transformen en normas políticas vinculantes para las partes políticas representantes de elementos étnicos o confesionales, o a partir de acuerdos respetados por todas las partes. ¿La invasión estadounidense no logró organizar un proceso político consensuado entre los iraquíes o eso era lo que se pretendía para que Iraq no fuese estable y no hubiera acuerdo entre ellos? La respuesta es clara si tenemos en cuenta que quien redactó la Constitución iraquí, Noah Feldman, con lo que ese nombre significa.

Las dudas siempre planean sobre las pragmáticas políticas estadounidenses, sobre todo las que tienen que ver con Oriente Próximo. La visión estadounidense de Iraq se formó tras las escenas de la guerra civil iraquí de 2006 y 2007 y se basa en que la intervención estadounidense debe, como mínimo, sin intentar imponer visiones determinadas, a partir de la premisa de que el proceso daría resultados por sí solo, algo que no ha sucedido. ¿Puede esto desembocar en otra guerra civil?

Diez años tiene la ocupación, diez años en los que la economía iraquí se ha hundido, ha empeorado el nivel de vida, las libertades han desaparecido y han aumentado unas diferencias que se acercan al estadio de guerra civil. ¿Ese es el fruto de las políticas estadounidenses en Iraq o es este la antigua cúpula iraquí responsable de este crimen cuyo precio siguen pagando hoy Iraq y los iraquíes?

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