Mohamed Talaba Raduán
Entiendo que la candidatura del general Sami Anán a las presidenciales afecte a las “hormonas” de la realidad política de los Hermanos Musulmanes y de algunos de la corriente civil y de aquellos que tienen amigos en la cárcel o desaparecidos o perseguidos por la ley. Comprendo el deseo de solución de todos ello, la solución que sea, y pese que a Anán solo ha anunciado su candidatura, y ésta no da señales de una mejora de la situación de quienes se ven afectados por lo que les sucede a sus familiares, el náufrago se aferra a ese candidato, y está en su derecho (…) Pero lo que no entiendo es ese empeño en mostrar un apoyo desmedido a Anán, sus fotos en los perfiles de redes sociales, esas discusiones que parecen serias y no lo son, esos comentarios sobre su visión estratégica, su agudeza de propuestas, su genialidad a la hora de elegir a Gnena, su luteranismo en la elección de Hazem Hosni, su fuerza, su estabilidad, su valor, su corrección al hablar…
En todo esto no solo están implicados los islamistas, aunque se llevan la parte del león en las redes sociales, como suele ser la tónica, y en las cuentas que insultaban al candidato Jáled Ali por segundón, agente, marioneta, por haberlo traído Al Sisi para legitimar los comicios, como si Al Sisi necesitara legitimación o elecciones (…)
El general Anán es un número de la ecuación, un candidato militar que surge en el marco de un conflicto entre las élites militares al que al parecer sectores dentro del Consejo Militar le han dado permiso, luz verde para pasar (…)
Viñeta de Anwar para Al Masri al Yaum
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