Al Masaa, 08/06/2015

Hamza al Mitiui

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Dentro de la lucha que el género periodístico mantiene por su existencia en Marruecos, ha vuelto a celebrarse en la ciudad de Xauén el VII Encuentro Nacional de Caricatura y de Medios de Comunicación bajo el lema «La caricatura es la pluma que dibuja la libertad». En la Casa de la Cultura, situada en el seno de la antigua medina de Xauén, se reunieron caricaturistas y periodistas referentes de la literatura sarcástica para debatir acerca de la prensa satírica en Marruecos. En este encuentro los participantes estaban de acuerdo en que la falta de libertad en el entorno dificulta que el sarcasmo sea un medio creativo o de comunicación.

En un intento de descomponer la relación entre los caricaturistas y el receptor, el caricaturista del diario Al Masaa, Aldel Gani al Dahduh, habló sobre los desafíos de este género periodístico. Declaró que la sátira ya no se trataba de un género excluido gracias a las redes sociales que le han brindado mayor espacio de difusión para llegar a un mayor número de receptores. Al Dahduh mencionó que el primer desafío al que se enfrentan los caricaturistas es a la competición abierta entre dibujantes, tanto a nivel regional como internacional, ya que esta apertura de las redes sociales ha dado lugar al que el concepto regional desparezca, aunque esa apertura ha hecho que aumente el apoyo a los redactores jefes de las secciones de caricaturas y que estas consigan seguidores de todas las partes del mundo.

Según Al Dahduh, el segundo desafío al que se enfrentan los caricaturistas es la comprensión de la imagen ya que, por ejemplo, la sociedad marroquí continúa siendo una sociedad de la palabra y no de la imagen. La caricatura es una imagen doble que hace que el dibujante trabaje con la obsesión de que lo que dibuja sea descifrado por el receptor, lo que le lleva a innovar con técnicas que no forman parte de este arte como por ejemplo, la de incluir aclaraciones en el dibujo.

El periodista Abdessamad Ben Sherif ha declarado que la producción de Marruecos no es tan grande como para que la caricatura sea considerada un género periodístico, al igual que no queda claro si la relación de la caricatura y la política es de interacción o de perturbación.

Ben Sherif declara que el político es el primero en ser «atacado» por la caricatura, donde ocupa un papel central y es víctima de diferentes tipos de daños morales. Pero Sherif invita a los políticos a entender este género creativo, a no considerarlo como una cuestión que se socava su dignidad sino a verlo como un medio innovador para meter el dedo en la llaga.

El caricaturista Jáled Gueddar considera que hoy en día el arte de la caricatura en Marruecos vive una situación especial, ya que no se teme al Majzen, sino al director de la publicación, al periodista que ocupa el cargo de patrón, ya que son ellos los que ponen los límites según sus intereses económicos, añadiendo que « hoy en día hasta el Majzen puede parecer mucho más compasivo». Gueddar ha sido testigo de la evolución del dibujo satírico en Occidente, donde ha alcanzado un nivel de producción industrial, y de la situación de la caricatura en Marruecos, donde todavía se mete a este tipo de arte en la casilla de los dibujos inaceptables y se intenta prohibir a toda costa.

El periodista marroquí Rashid al Belguiti comenzó con una historia sobre la censura del caricaturista francés Honoré Daumier por un dibujo del rey Luis Felipe I de Francia en el año 1831. El triunfo de su creatividad, a pesar de los juicios, las detenciones, la censura y la confiscación de su obra, trajo un borrador de ley de prensa. Al Belguiti considera que el endurecimiento de las penas contra los medios de comunicación marroquíes, que tipifican la sátira contra la corona y la familia real, pone en evidencia que Marruecos es un país que todavía está lidiando con el dibujo satírico, tal y como reflejan las palabras del difunto rey Hasán II: «la caricatura no es compatible con nuestras tradiciones».

El caricaturista Hasán Bajti señaló que a la pobreza de la cultura de la imagen de la sociedad marroquí daña en gran medida a la creatividad del arte. Le sorprende cómo algunas personas reclaman aclaraciones sobre las caricaturas y critica el trabajo de algunos de los encargados de los medios de comunicación que utilizan las caricaturas para rellenar los espacios vacíos. Bajti pide que se enseñe el arte de la caricatura en los institutos de periodismo al tratarse de un género esencial. Para Bajti, no es posible pedirle al lector que entienda la caricatura si el periodista no sabe cómo establecer un primer contacto.

Yamal Buduma, autor de la columna satírica Al Bilad Alati… que se publica en el diario Al Masaa, considera que la semilla del sarcasmo necesita tierra para poder germinar, y esa tierra es la libertad de expresión, y afirma que el profesional de la sátira que cumple su misión en un ámbito carente de libertad, acaba convirtiéndose en material para la ironía.

Buduma declara que los caricaturistas, los escritores y los artistas satíricos de Marruecos tienen la posibilidad de convertirse en los defensores de este arte en un país en el que, por un lado, la libertad de expresión y la creatividad siguen estando limitadas, y por otro, la comprensión del sarcasmo aún es superficial. Buduma recuerda que una vez escribió un artículo satírico y se vio obligado a explicar dicho artículo en una publicación posterior después de recibir cartas insultantes de quienes no habían entendido el fondo de lo que había escrito.

LAJLIFI INVITA A LAS AUTORIDADES A RECIBIR LAS CARICATURAS CON LOS BRAZOS ABIERTOS

Me acuerdo muy bien de los dibujos satíricos que de mí se hicieron sobre lo de «Je suis Claire». Con esta frase que hizo reír a los asistentes al espacio de la Qasba, comenzó el ministro de Comunicación, Mustafa al Jalifi, el discurso de apertura del VII Encuentro Nacional de Caricatura y de Medios de Comunicación, enviando un mensaje a los presentes, a saber, que el Ministerio responsable de los medios de comunicación considera que las caricaturas y su mordacidad son parte inseparable de la labor periodística.

Lajlifi afirmó que «no hay futuro para los medios de comunicación árabes sin la caricatura», un género que en su opinión puede dejar mensajes colgados en la mente gracias a su creatividad. Lajlifi considera que es un arte a desarrollar y cuya cultura debe dominar lo que solo es posible al amparo de la libertad.

El Ministro invitó a las autoridades marroquíes a proteger y acoger a la caricatura con los brazos abiertos, declarando que la dureza del sarcasmo en los dibujos satíricos esconde tras de sí amor y consideración hacia los demás. Además, recordó a los caricaturistas marroquíes que tuvieran siempre presente lo siguiente: «no pongas límites a tu creatividad».

 

Artículo traducido del árabe por María Isabel Escribano dentro del programa de colaboración con la Universidad de Granada.

 

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