Mohamed Samih Beyi Okkez

Nawaat, 07/01/2016

Pese a la constitucionalización del derecho de los ciudadanos a manifestarse y protestar por vía pacífica, el año pasado supuso un verdadero revés para este derecho constitucional con el pretexto del estado de excepción y sin pretexto alguno.

El 2015 en Túnez no ha sido un año ejemplar en cuanto a lo que a respeto derechos y libertades públicas e individuales se refiere. Los abusos han afectado a todos los ámbitos y no se ha respetado ni el derecho a la inviolabilidad física ni el derecho a manifestarse y expresarse, por no hablar de los medios de comunicación a los que ha alcanzado el palo de la guerra contra el terrorismo. También se ha violado el derecho a la cultura y a la creación. El peligro de estas violaciones no se limita al daño causado a los directamente afectados, sino que afectan a todos los artículos de la carta magna que estipulan del deber del Estado a respetar y proteger los derechos y libertades de los ciudadanos.

(…)

Las primeras violaciones se produjeron en los primeros meses del 2015 cuando las fuerzas de seguridad hicieron frente a los movimientos de protestas de tinte social y económico en varias regiones del país (…). Entre los actos represivos hubo lanzamiento de bombas de gases dentro de casas, asalto de domicilios, actos de humillación y provocación de la población (…) así como ataques a manifestaciones sindicales como la de la manifestación del Sindicato de Agricultores el 03/09/2015.

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