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EDITORIAL. Las 528 penas de muerte contra los Hermanos Musulmanes son un tiro de gracia a la Justicia egipcia y un llamamiento inequívoco a la violencia, a la guerra civil, a la destrucción del país y al derramamiento de sangre

Autor: Abdelbari Atuán, 25/03/2014, Ray al Yaum

Texto original: http://www.raialyoum.com/?p=67189

Traducción: Fundación Al Fanar

Las 528 penas de muerte dictaminadas por el Tribunal de lo Penal de Al Minia contra seguidores del presidente Mohamed Mursi son un tiro de gracia contra la revolución egipcia y contra todas las esperanzas de futuro de libertad y justicia equitativa. Si tomamos esas sentencias como modelo de las que van a venir, tenemos que recordar que hay 16.000 detenidos en las cárceles egipcias entre ellos el propio Mursi y los líderes de primera y segunda fila del movimiento de los Hermanos Musulmanes. El dictamen por parte del juez de estas sentencias injustas solo dos días después de que arrancara el juicio y la remisión de los documentos al muftí para que los firme, indican que existe la intención real de ahorcar a los condenados, o al menos a la mayor parte de ellos.

Cuando el presidente Mursi intervino en la Justicia egipcia cambiando a los jueces del Constitucional y modificando sus estatutos fuimos los primeros en denunciarlo porque teníamos un mínimo de confianza en la credibilidad de esa Justicia. Pero al parecer nos equivocamos, como muchos otros, y ya no hay lugar para esa confianza sobre todo después de que el presidente del Tribunal Constitucional, el señor Adly Mansur, aceptara ser presidente interino del país tras la destitución del presidente elegido por el pueblo en unas elecciones libres y transparentes. No llegamos a entender que la cabeza del poder judicial acepte ser testigo falso y fachada de un régimen militar tras una gran revolución que nació para que hubiera un cambio democrático y un gobierno de las instituciones a favor de los desfavorecidos.

No se trata solo de sentencias injustas, sino del futuro de Egipto, de la imagen que tendrán sus instituciones o las elecciones presidenciales y legislativas tras el fin del periodo de transición. Parece que la hoja de ruta de la que tanto se ha hablado estos días nos llevará de nuevo a un gobierno dictatorial.

Este tipo de prácticas bochornosas y los deseos de venganza que ocultan son una provocación para un amplio sector del pueblo egipcio al que obligan a recurrir a las armas para responder a las injusticias que contra él se cometen, algo que no le deseamos ni a Egipto ni a su pueblo, de natural pacífico y contrario a cualquier forma de violencia.

25-03-14, Mohamed Qandil

 

OPINIÓN. La carnicería de la Justicia de Al Sisi y sus razones

Autor: Yasser Zaatreh, 25/03/2014, Al Arab (Qatar)

Texto original: مجزرة قضاء السيسي وما وراءها

Traducción: Fundación Al Fanar

Mientras los líderes árabes inician hoy una de sus peores reuniones de las últimas décadas, la «altiva» Justica egipcia condena a muerte a 529 líderes, miembros y partidarios de los Hermanos Musulmanes en una de las peores carnicerías de la historia de la Justicia no solo en Egipto sino en el mundo entero.

En el supuesto caso de que las sentencias se ejecuten, será una decisión similar a la decisión de Bashar al Asad de militarizar la revolución siria empujándola a las armas. Igual Al Sisi cree que la militarización de la movilización popular facilita el fin del terrorismo y desvía las miradas de los problemas que vive el país, es decir, del paro, la pobreza, la falta de luz y carburante, crisis que no puede solucionar Al Sisi  y que previsiblemente van a agravarse porque los donantes no van a mantener el «grifo» abierto hasta que Dios quiera.

Tal vez el régimen esté al tanto del debate que está teniendo lugar entre los jóvenes de los Hermanos Musulmanes sobre las armas y la violencia y las opciones pacíficas y quiera empujar a un sector de esos jóvenes a las armas para que luego se les unan otros Hermanos Musulmanes. Piensa que puede ganar en una batalla de este tipo y tal vez usar la ley de emergencia para dejar al país rehén de la represión militar que no concede a nadie la oportunidad de respirar (…) En el supuesto de que sectores de los jóvenes de los Hermanos Musulmanes recurran a las armas y pasen a la acción, la movilización pacífica se detendrá de facto como sucedió con la revolución siria cuando pasó a las armas y solo habrá una actividad limitada, principalmente en las zonas que no están del todo bajo el control del régimen.

Y si se suavizan las penas o no se ejecutan las sentencias se tratará de una nueva operación de intimidación más violenta que pretende convencer a los hermanos Musulmanes de que no tienen futuro, de que deben aceptar lo que hay y reconocer la nueva realidad para después tratar con ella con un listón mucho más bajo de aquel al que se oponían al principio, es decir, tendrán que sumarse a la hoja de ruta, participar en las elecciones y aceptar una cuota limitada que no altere la naturaleza del poder y que le legitime.

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