Limpieza étnica en Siria_Jalil_Abu_Arafe

Al Hayat, 08/09/2016

Abdeluahab Badraján

La era Obama ha concluido en la práctica y ha comenzado la espera y la apuesta por Hillary Clinton. En cuanto a Siria, solo se espera del presidente saliente una cosa: que no tenga lapsus que obstaculicen las políticas y opciones de la próxima presidencia. No está absolutamente garantizado que Obama (o su ministro John Kerry) no vayan a hacer concesiones costosas de cara al futuro de Siria y su pueblo con el pretexto de preservar las consultas y la cooperación con Putin, que no ha hecho ninguna concesión desde que tiene tropas y aviones allí. El acuerdo que se conoció antes de ser firmado y que tiene tres objetivos (coordinación directa en la lucha antiterrorista, tregua completa y relanzamiento de las negociaciones políticas), lo necesita la administración Obama para que se fije la situación en Siria hasta que se nombre una nueva administración en Washington, y lo necesita Moscú para controlar a priori a la administración Clinton sin comprometerse realmente a no continuar cambiando las realidades sobre el terreno ni garantizar unos mínimos para una solución política.

A las dos partes les interesa este acuerdo aunque mantenga sin solucionar los puntos de discrepancia. Y aunque cada parte pretenda obtener el mayor rédito, la diferencia de puntos de partida impone siempre su lógica mientras Moscú mantenga su alianza con el régimen y con Irán y EE. UU. no se comprometa con ningún aliado, amigo o causa, salvo la relación con la rama siria del PKK que mantiene una hostilidad total contra la oposición siria.

(…)

Pese a todo lo que se ha promovido el acuerdo ruso-estadounidense incluso antes de ser cerrado, y pese a los mensajes tranquilizadores del enviado para Siria de la ONU, Rusia sigue ignorando a la oposición a la que no se dirige sino con condiciones, y mantiene una fórmula para la solución que es una copia de lo propuesto por el régimen de Damasco. Pero el cambio de algunas posturas en ese régimen no es motivo suficiente para que la oposición renuncie a su requisito esencial, es decir, una transición sin Al Asad, pues su renuncia es la base del éxito de cualquier arreglo, y su permanencia la de cualquier fracaso. En la hoja de trabajo aprobada por la oposición como preparativo para las negociaciones, como en las conversaciones ruso-estadounidenses, el Consejo Militar parece ser la clave de la etapa de transición. La oposición quiere que lo forme un órgano de gobierno de transición formado por las fuerzas de la revolución y por el ejército del régimen (por quienes no tengan delitos de sangre), y pide a los círculos internacionales que de él formen parte también representantes de los kurdos. Es posible que se acepte a composición del consejo que pide la oposición si se mantiene al gobierno como alternativa al órgano de gobierno de transición. Pero lo realmente importante es que la tregua y las negociaciones sean el principio del fin de la crisis y la guerra, y eso es algo que no confirma ningún indicio ni está garantizado hasta nueva orden.

 

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Viñeta de Jalil Abu Arafe

 

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