28.10.2015, Halim, LWA
Al Wasat, 25/10/2015
Mohamed Agmía
Cuando la guerra, el caos, la división y la multiplicidad de parlamentos son una fuente de riqueza, un ambiente que propicia la corrupción y el la malversación de capital público, eso quiere decir que los libios tendrán que esperar eternamente, que los dos Parlamentos cuyo mandato ha concluido no van a llegar a ningún acuerdo y que las rondas del diálogo de Sjirat son tan solo viajes destinados a que cojan fuerzas los vigías del caos y los socios de la división. Libia para los del Parlamento y el Congreso Nacional, así como para sus milicias, es tan solo un botín de guerra, dinero gratis que fluye sin control. Esos dos bandos no van a anunciar ningún acuerdo excepto el acuerdo de rechazar cualquier acuerdo. Es absurdo esperar que vayan a aceptar un gobierno propuesto, lo que hay que esperar es más desgaste, más coerción, más injusticia para el pueblo libio dentro y fuera de Libia. Todo cuerpo está afectado por el cáncer del extremismo, un cáncer que le aturde los sentidos y le ciega. Eso es lo que le sucedió al Congreso Nacional y después de él a su socio en la destrucción y la división del Parlamento, que horas antes de que concluyera su mandato decidió darse un tiro de gracia por su fracaso, porque no pudo ser el poder legislativo libio ni pudo clonar la experiencia egipcia con la que estaba obsesionado, que se convirtió en la obsesión enfermiza de la mayoría de sus miembros repartidos entre Túnez y El Cairo.
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