Las evoluciones de la crisis en Yemen plantean tres posibles escenarios.
En primer lugar existe la posibilidad de que continúe la escalada y disminuyan las posibilidades de un arreglo. Las reacciones de los dos bandos siguen de inmediato la vía de la escalada sobre el terreno. Todo comenzó cuando el portavoz de la coalición árabe anunció el fin de la tregua y luego se bombardeó por aire el campamento de la Seguridad Central en Saná lo que fue un mensaje estratégico si tenemos en cuenta el emplazamiento de ese lugar en el centro de la ciudad. Frente a esto, los movimientos huzíes paralelos en dirección a los frentes del sur indican un intento de expansión sobre el terreno no táctico ni provisional, sino que responde a una estrategia para responder a las medidas adoptadas por los Estados de la coalición (…).
El segundo escenario es el inicio de una hipotética etapa de transición. La injerencia rusa aún no ha sido puesta a prueba en la crisis yemení y podría abrir una nueva vía a la luz de las últimas evoluciones. La coalición árabe podría revisar su plan global de trabajo en el expediente yemení sobre todo tras la escalada de tensión con Teherán.
El tercer escenario es el de la desintegración de la coalición de Saleh y los huzíes, una posibilidad que tiene muchas trabas pero que sigue ahí, sobre todo después de que el expresidente yemení haya lanzado mensajes al interior y al exterior diciendo que es posible una revisión de postura hacia las evoluciones políticas y de campo. Es lo que podría animarle en un futuro a pensar en una retirada paulatina táctica de su alianza con los huzíes de forma que sea posible una reformulación de los equilibrios dentro de Yemen en la próxima etapa.
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