Tawfiq Omarane_reconciliación

 

Redacción de Al Arab, 05/05/2016

Algunas fuerzas políticas y laicas tunecinas han manifestado su inquietud ante la posibilidad de que el polémico proyecto de reconciliación nacional se use para conceder una amnistía a los yihadistas si estos se muestran arrepentidos.

En los últimos días el expediente de la “reconciliación nacional” ha pasado a formar parte de las preocupaciones de la escena política y civil, a raíz de transformarse en una “amnistía general” en medio de un debate encendido sobre quienes se beneficiarían de ella y en base a qué.

Mohsen Belaid, experto constitucionalista, explica que la reconciliación es un arreglo político entre los elementos que conforman el mapa político del país, mientras que la amnistía general, en un sentido constitucional, es un reconocimiento implícito del Estado de haber cometido injusticias con las fuerzas políticas, sociales, civiles y económicas. Belaid cree que, cinco años después de haber mantenido al margen a los hombres de Estado, expertos y grandes responsables que trabajaron en la era del régimen de Ben Ali, no hay necesidad de una reconciliación dirigida por Al Nahda y Nidaa Tunis, sino de una amnistía general con la que el gobierno reconozca que ha cometido errores políticos contra los ciudadanos.

Las fuerzas políticas y civiles, tanto de la alianza que gobierna como de la oposición, están de acuerdo en que la reconciliación nacional es necesaria como principio, aunque requiere un consenso nacional en torno a ella y que se haga partícipe de su ejecución a las fuerzas vivías.

El presidente tunecino, Qaed Sebsi, y el presidente de Al Nahda, Rashid Gannushi, quieren que el Parlamento apruebe una amnistía general. Pero la oposición está en contra porque los dos partidos en el poder acapararían la elaboración del proyecto de ley de amnistía.

Los laicos acusan a Gannushi, quien tuvo la idea de la reconciliación, de pretender explotarla a nivel político para ofrecer una imagen tolerante de los grupos del islam político, y del potencial del llamado “islam democrático” para convivir con los laicos (…).

A lo largo de 2015, Gannushi intentó convencer al presidente tunecino de proponer un proyecto de ley al Parlamento que abriera la puerta al “arrepentimiento” a los yihadistas tunecinos que combaten en las filas de diferentes grupos.

El presidente de Al Nahda sostiene que Túnez es el único país en el que no ha habido un diálogo con la corriente salafista (con su ala predicativa y con su ala yihadista) y que esa experiencia en otros países árabes ha dado resultados positivos y ha permitido la transformación de grupos yihadistas en partidos políticos civiles.

En relación a la posibilidad de que elementos extremistas se beneficien de una amnistía general, el ministro de Exteriores tunecino declaró este martes, que no hay ninguna intención ni diplomática ni de la seguridad de recuperar a los terroristas tunecinos que combaten en Libia y Siria: “Túnez no recupera terroristas sino que los combate”.

Viñeta de Tawfiq Omrane

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