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Jáled al Yayousi

Rai al Yaum, 23/04/2017

Arabia Saudí contuvo la respiración ante la convocatoria del Movimiento del 21 de Abril contra el régimen de manifestaciones para un levantamiento pacífico contra lo que el movimiento denomina decisiones políticas y sociales injustas de los Al Saud. En su comunicado número 4, el movimiento anunció los lugares desde donde partirían las manifestaciones. Posteriormente, volvió a publicar otro comunicado en el que cambia algunos de esos lugares por la intensa presencia de fuerzas de seguridad.

El periódico Rai al Yaum examinó numerosos vídeos grabados por activistas que se encontraban en los lugares de lo concentración, en los que se puede ver que realmente hay una gran presencia de las fuerzas del orden. Parece ser que a las autoridades saudíes, pese al gran control que ejercen, les llegó información de la ebullición en las calles y quiso estar presente para prevenir cualquier emergencia que pudiera suponerle una amenaza.

Algunos twitteros señalaron que las autoridades habían llevado a cabo campañas de arresto en los lugares de las manifestaciones, de los que no se salvaron ni los transeúntes, sin informar siquiera del motivo por el que eran arrestados. Otros twitteros (o, más bien, cuentas ficticias creadas por el Departamento de Investigación para la Seguridad, que deambuló por los distintos lugares de las manifestaciones y captó con cámara de móvil unas fotos con las que pretendía demostrar que el día transcurría con normalidad) afirman que no hay ninguna concentración fuera de lo común contra el régimen. Esas imágenes recuerdan a aquellas que fueron usadas por los simpatizantes de los regímenes árabes, que se enfrentaron a la tempestad de la Primavera Árabe e intentaron desmentir la existencia de manifestaciones de oposición.

Como respuesta a las llamadas de protesta y al hashtag «Movimiento del 21 de Abril», se difundieron números tags de lealtad y pleitesía la autoridad saudí y para levantar el ánimo en un intento de demostrar que los levantamientos del viernes habían fracasado. Por su parte, los activistas aseguraron que el movimiento consiguió hacer llegar el mensaje como confirmó la presencia de la seguridad. La cuenta de Al Ahrar, uno de los grandes partidarios del levantamiento pacífico contra el régimen saudí, declaraba que unas cuantas palabras en las redes sociales habían conseguido agitar a un Estado frágil.

La tarde del sábado, 22 de abril, unas horas después de que hubieran terminado los levantamientos, el rey saudí, Salmán Ben Abdelaziz, promulgó de repente una serie de decretos reales (nocturnos, como de costumbre). Entre ellos, destaca el que estipula la devolución de todos los complementos y primas a los funcionarios públicos, el pago del sueldo de dos meses a los participantes en las operaciones Asifat al Hazm e Iadat al Amal; así como algunas decisiones de nombramientos y sustituciones de emires en ciertas regiones.

Algunos expertos creen que esos «sorprendentes» decretos reales fueron causados por un sentimiento de amenaza debido a la ebullición de la calle y al atrevimiento de convocar manifestaciones en lugares concretos. No todas las decisiones benefician a los ciudadanos, quienes últimamente se enfrentan a los «males de la austeridad» y son presentadas, según los expertos, dentro de un grupo de decretos en los que tiene cabida el interés de las autoridades. De este modo, el soberano no aparece como alguien que «responde» a las peticiones del pueblo ni como alguien con miedo a las amenazas.

Según expertos en asuntos locales, los levantamientos han conseguido sin lugar a dudas restablecer los correspondientes derechos. Uno de los objetivos del «Movimiento 21», recogido en el comunicado 4, era el de recuperar los complementos y las primas de los funcionarios del Estado, tras haber sido retenidos con la excusa de las medidas de austeridad. Eso es un plus para la oposición, que, aunque no consiguió agitar la calle, sí logró liderar su hipotético levantamiento con astucia e inteligencia.

Las opiniones más pesimistas afirman que las decisiones del rey no son más que una forma de narcotizar al pueblo y que vendrán otras aún peores. Los titulares de las decisiones del sábado permiten predecir la cercanía de la monopolización del poder por parte de Salmán puesto que entre ellas están los nombramientos de dos de sus hijos, uno como embajador del reino en Washington y otro como ministro de Energía y Minas, y de uno de sus nietos como vice-emir de la Región Oriental. Eso indica, según la lectura de los pesimistas, que se ha hecho caso omiso a las aspiraciones del pueblo y de los miembros de la casa real, con la excepción de los hijos de rey, por supuesto. De ahí que las voces de la oposición inviten a prolongar los levantamientos, a promover las manifestaciones en el terreno real y a evadir la trampa de las decisiones reales.

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Traducido del árabe por Eman Mhanna en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.

 

 

 

 


 

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