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Haifa Zangana

Mientras los responsables estadounidenses se encargan de ir a Bagdad para hacer entender a los políticos iraquíes que se deben centrar en la única lección que importa a Washington de todo lo que sucede en la región (la lucha contra el Estado Islámico-Daesh), estos políticos están sumergidos en la tarea de intentar cambiar la situación actual para que vuelva a ser como era antes de que el primer ministro, Haidar al Abadi, se hiciera con las riendas, o para que al menos tome otros derroteros. Esas tentativas de cambio recientes son la huelga de los diputados iraquíes dentro del Parlamento y las protestas populares en Ciudad Al Sáder y en Bagdad. Los diputados ahora aliados (contra Al Abadi) pertenecen a tres corrientes diferentes: la primera es la del grupo del ex primer ministro Nuri al Maliki (…) la segunda es la del grupo del líder religioso chií Muqtada al Sáder  y la tercera la representan los partidarios de la alianza que preside Iyad Alaui.

A raíz de las protestas populares a favor de reformas en las que participaron los partidarios de Al Sáder, Al Abadi emitió el 9 de agosto del año pasado una resolución que cancelaba las vicepresidencias de la República provocando la destitución de Nuri al Maliki, Iyad Alaui y Osama al Nuyeifi, lo que explica parcialmente la solidaridad de los de Maliki y Alaui contra Al Abadi en el Parlamento.

Cuando Maliki y Alaui ocupaban el cargo de primer ministro quisieron asestar un golpe a la influencia de Yaish al Mahdi, del Muqtada al Sáder, en Nayaf. La primera campaña contra el grupo, en 2004, provocó un intento de asesinato de Al Sáder en esa ciudad, y en la segunda campaña, la de 2007, se persiguió al grupo en Basora, Nasiriya y Bagdad. Ambas campañas despertaron la hostilidad de Al Sáder y sus partidarios hacia esos dos políticos, Maliki y Alaui.

El líder de Hezbolá en Líbano intentó la semana pasada mediar una reconciliación de Al Sáder con Maliki (…) cuyo fracaso confirmó la guerra verbal entre los partidarios de ambos líderes.

Resulta extraño que, con este trasfondo, salgan ahora los partidarios de Al Sáder a las calles y plazas a manifestarse, que rodeen ministerios y administraciones en la capital pidiendo que se acabe con la corrupción y con sus señores ( y en mente tienen a Maliki y a los suyos), mientras los diputados de la Corriente Al Sáder se unen a los diputados de los “señores de la corrupción” para pedir reformas. Y mientras los de Al Sáder exigen un gobierno tecnócrata que ponga fin al sistema de cuotas de partidos, los diputados de los otros partidos intentan obstaculizar al gobierno e imponer a los suyos (…).

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Viñeta del diario iraquí Al Mada

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