Omar Abdalat

Jalil al Anani (profesor de ciencias políticas y relaciones internacionales en la Universidad Johns Hopkins, EE. UU.)

Al Arabi al Yadid, 24/06/2016

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Lo que los estudios sobre transformaciones democráticas nos ofrecen a nosotros, los investigadores, sobre el mundo árabe como zona que sufre obstrucción política y autoritarismo no es mucho; y no solo por el dominio de algunas visiones orientalistas “culturetas” de la región, que afectan a la calidad de los marcos explicativos y a la objetividad de esos estudios, sino también por la situación de “excepción autoritaria” que vive desde hace más de medio siglo, y con la que la Primavera Árabe no ha logrado acabar salvo en el caso de Túnez.

Pero recientemente ha aparecido un estudio que parece más próximo a explicar algunos fenómenos autoritarios árabes, y que ha sido elaborado por tres investigadores de ciencias políticas de la Universidad de California, de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad de Massachusetts (…). El estudio, que aún no ha sido publicado oficialmente, se basa en informes y datos obtenidos a partir del estudio de 280 casos de cambio de régimen político en diferentes áreas (…).

Pese a que el estudio no profundiza mucho en la interpretación de la situación árabe, extrae tres conclusiones importantes que pueden servirnos para entender el autoritarismo árabe. La primera de ellas es la relación entre el autoritarismo y la guerra civil; según varios índices del estudio, algunos regímenes autocráticos que tienen miedo de salir del poder pueden amenazar con hacer estallar una guerra civil para mantenerse en él y desgastar o desintegrar a las fuerzas opositoras, algo que parece claro en el caso de Siria a la que Bashar al Asad ha llevado a una guerra civil demoledora para enterrar nada más nacer a la revolución y mantenerse en el poder.

La segunda conclusión tiene que ver con la adopción de lazos personales, y no solo de políticas autoritarias, por parte de los regímenes autoritarios. Según el estudio, hay regímenes cuya eliminación difícilmente conduce a un proceso real de cambio democrático. Un ejemplo de este caso es Yemen, donde el régimen de Ali Abdalá Saleh dependía de una serie de relaciones personales y de parentesco para garantizar su control del poder, y eso dio lugar a la desintegración de la autoridad y su reparto entre un grupo dominante de beneficiarios que combaten por permanecer en el poder.

La tercera conclusión es la de la injerencia exterior para acabar con un régimen autoritario. En la mayoría de los casos estudiados, la caída del régimen gracias a una intervención exterior no ha provocado la creación de un régimen democrático alternativo, sino todo lo contrario, se vuelve a un régimen autoritario con personalidades, instituciones y relaciones nuevas, y esto queda claro en el caso de Iraq.

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Viñeta de Omar Abdalat

 

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