Halim, Al Wasat, 17.02.2016

Tareq Aushan

En el 2011 comenzaron los libios a conocerse. Luchas en el este y el oeste, enfatización de los apellidos familiares, traición, acusaciones de colaborar con el extranjero, ausencia total del Estado exactamente igual que en los días del poderío del líder único que limitó el país a él y a sus hijos. Gaddafi fue asesinado, fueron detenidos Saif al Islam y Al Saidi y el resto de la familia se repartió en el exilio. Los partidos políticos y las organizaciones se reprodujeron pero las armas son las únicas que tienen la última palabra. (…) En un discurso dirigido a los libios días después de la “revolución”, Saif  al Islam Gaddafi ofreció su lectura del futuro del país: “Libia son tribus, clanes y cada uno está en su zona. Nos mataremos en las calles. ¿Creéis que los libios, si hay una división, una guerra civil, un cisma, se van a poner de acuerdo en una semana, un mes, dos o tres años, sobre el petróleo y cómo repartírselo? Emigraremos de Libia porque no podremos gestionar el crudo ni repartírnoslo. Necesitaremos 40 años para ponernos de acuerdo sobre la gestión de este país”.  Cinco años después de la “revolución”, Libia se ve amenazada por una crisis alimentaria cuya causa es la falta de harina que se apresuró a entregar al vecino oriental, Egipto, en busca de ayuda cuando los egipcios venía a trabajar aquí como jornaleros. Hay más cortes de electricidad y han empeorado los servicios de todo tipo. Libia, el “Estado” petrolero, se ha mantenido fiel al alma del líder eterno que no quería que fuese un Estado, y ha decidido quedarse así para los restos. El país ha dejado de ser el “Estado” de un individuo para convertirse en el Estado de “una pandilla” cuyas decisiones se reparten entre Tubruk, Trípoli y las capitales de amigos y extraños.  Y entre Bernardino León, que era un mero funcionario del frente que contribuyó a la división, y Martin Kobler, que no sabemos hasta el momento para quién trabaja, Libia está a punto de perder su oportunidad con la Historia y su máxima aspiración se reduce a que haya un acuerdo sobre los nombres de unos ministros para formar un gobierno que en cuanto se presagie se habrá convertido en una pesadilla crónica.

(…)

Si necesita una traducción de este artículo, puede solicitarla en el siguiente correo electrónico: contacto@fundacionalfanar.org

Pueden consultar más de 170.000 artículos de prensa árabe en español en el Fondo documental Al Fanar

Viñeta de Halim para la página electrónica libia de noticias  Al Wasat

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *