Osama Hayyach_QU

Al Sharq al Awsat, 16/03/2017

Ozmán Mirgani

Los emigrantes, el islam y los musulmanes se han situado en el centro de la polémica política y electoral en varios países europeos por no decir que en todo Occidente. Tanto en Holanda, Francia y Alemania, en plena fiebre electoral, como en Bélgica, Austria y Hungría y otros Estados del viejo continente, se está produciendo un gran debate sobre el tema de la identidad y la integración mientras soplan los vientos de la islamofobia alimentándose de la obsesión por la seguridad y el terrorismo.

Las elecciones celebradas ayer en Holanda han puesto el foco como nunca antes en este tema debido al tangible ascenso del Partido para la Libertad (derecha) y a su polémico líder, Geert Wilders, cuyo programa electoral, de una sola hoja, se centraba en varias promesas: cierre de todos los centros de emigrantes del país, prohibición de entrada de los emigrantes procedentes de países musulmanes, cierre de mezquitas por toda Holanda y prohibición del Corán. El programa de Wilders también adoptaba la demanda de la salida de Holanda de la UE, pero al ver que el electorado no estaba preparado para ese peligro, centró aún más su discurso en el tema de los emigrantes y lo que considera “el peligro islámico” para Europa y su identidad, logrando imponer su discurso en el clima electoral (…).

Las elecciones en Holanda son un examen importante para la extrema derecha, para el discurso anti-emigración y para el discurso de intimidación con el islam y los musulmanes. Pero el partido de Wilders no es el único partido en jugar con los sentimientos populistas, con la defensa de la soberanía y la identidad nacional, en emplear el islam para meter miedo a la población.

(…)

En mi artículo de la semana pasada abordé el tema de la exageración y de las falsas impresiones sobre el “peligro islámico” en Europa, y cómo la extrema derecha racista usa los estereotipos negativos sobre el islam y los musulmanes para conseguir tantos políticos y electorales. Pero en este artículos nos vamos a centrar en una sentencia del Tribunal Europeo dictada anteayer y que tiene que ver con el empleo del hiyab en los centros de trabajo. Aunque solo afecta a dos países, Francia y Bélgica, es un reflejo del clima de polémica que se vive en Europa en torno al islam y los musulmanes.

Según la sentencia, los empresarios pueden prohibir el empleo del hiyab siempre y cuando esta decisión se aplique a todos los trabajadores de la empresa y no a un grupo concreto de ellos, conste en las normas de trabajo y afecte a todos los símbolos religiosos, políticos o ideológicos al margen de religiones o creencias. Aunque esta sentencia tiene que ver con el hiyab y la polémica que rodea a esta prenda desde hace años, si nos fijamos bien veremos que se trata de una exageración. En Bélgica son centenares y no miles las mujeres que llevan hiyab. En Francia, país en el que vive la mayor comunidad musulmana de Europa (5 millones), solo dos mil mujeres llevan el hiyab completo. Y en Austria, cuyo gobierno decidió a comienzos de este año prohibir el hiyab en instituciones públicas como escuelas y juzgados, solo hay unas 150 mujeres con hiyab o niqab.

La exageración es parte del problema y un arma de quienes están sacando partido del clima de miedo en la que también tienen que ver los musulmanes. Los musulmanes son una minoría en Europa que no supera el 5% de la población del continente, pero en muchas ocasiones viven agrupados en barrios y ciudades, con sus costumbres y tradiciones, lo que da la impresión de que son muchos más. También añadiré que hay un problema de integración innegable  que debe ser tratado con sinceridad en las comunidades islámicas.

Y hay otro aspecto del problema, que es el de las minorías extremistas en el seno de la comunidad musulmana. Estos extremistas, aunque son una minoría, hacen mucho ruido y se han hecho con el protagonismo de la escena lo que contribuye en gran medida a que se emplee el arma del miedo y a alimentar discursos exagerados sobre el “peligro islámico que vive Europa”, y este un tema que tal vez habría que revisar.

 

 

 

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