SyriaUntold, 03/04/2017

 

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Chayar Jalil. Archivo personal exclusivo de SyriaUntold.

 

Chayar Jalil es periodista y político. El régimen de Al Asad lo detuvo y lo obligó a aparecer en televisión como terrorista. Hoy es uno de los más destacados defensores de los detenidos a nivel internacional que, junto con otros activistas, quieren hablar del «matadero humano» (de la prisión de Sednaya) a la opinión pública internacional. Sueña con que llegue el día de «pedirles cuentas a nivel legal a los criminales y de hablar en las televisiones mundiales de cómo nos torturaron e infundieron el terror en nosotros para que pareciéramos terroristas».

 

SyriaUntold conversó con Chayar sobre su actual activismo y su opinión de lo sucedido.

 

PREGUNTA: La sensación de que la revolución está en crisis se ha generalizado, ya que ni la revolución pacífica ni la militar han dado buenos resultados, y prácticamente se ha reconocido que hay que buscar nuevos mecanismos para que la revolución pueda continuar. ¿Qué lectura hace de ello? ¿Cree que la apertura de nuevos cauces para la revolución conseguirán rescatarla de lo que se está planeando regional y mundialmente y cumplirá sus objetivos?

 

RESPUESTA: Hay una cita del gran Martin Luther King, que escribí en mi celda en la prisión de Al Asad, que dice «Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda». Lamentablemente, hay quien se ha postrado a las fuerzas internacionales y a las fuerzas sectarias de la oposición política regional para que hayamos llegado donde estamos ahora. Además, esas fuerzas internacionales participaron en la represión de la revolución siria y del activismo pacífico y civil para sustituirlo por el militar.

 

Me refiero, por supuesto, a otro asunto paralelo a la represión de la revolución pacífica al principio (por parte de Bashar al Asad y sus milicias) ya que ni la revolución pacífica ni la militarización consiguieron derrocar el régimen. La mayoría de los activistas y de los opositores pacíficos y civiles fueron detenidos y Al Asad liberó a los islamistas para que se sumen al acto. Se abrieron las puertas a los yihadistas para que bajo el disfraz del islam distorsionen la revolución de la dignidad y la democracia de Siria.

 

El país está en crisis y los sirios no disponen de ningún recurso para poner fin a esa situación, puesto que la voluntad internacional acapara las fuerzas del cambio y del retorno al alma de la revolución. Al Asad sigue siendo el rompecabezas que Occidente quiere mantener; al mismo tiempo que los islamistas se extienden por nuestras tierras y las milicias iraníes y chiíes entran para apoyar a Al Asad e invadir las zonas sirias.

 

La única posibilidad, en medio de ese gran alboroto, es la búsqueda de una alternativa a Al Asad y la entrada de fuerzas pertenecientes a las Naciones Unidas, que gocen del apoyo de la oposición siria laica, para expulsar a esas milicias procedentes de todas las regiones del mundo para transformar la revolución en un conflicto religioso y regional.

 

P: Usted fue uno de los activistas que participaron en calidad de periodista durante la revolución, además de realizar otras actividades, por supuesto, y fue uno de los que el régimen se aprovechó de ellos mediáticamente obligándolos a aparecer en televisión. Con ello nos situamos ante el rol que desempeñan los medios de comunicación en la revolución, ¿cómo lo ve desde el punto de vista del régimen y de la oposición? ¿Cree que el periodismo postrevolucionario constituye una alternativa real o aún sigue estancado? Si su respuesta es negativa, ¿qué se puede hacer para promover ese tipo de periodismo?

 

R: Los medios de comunicación son el pilar de todo lo que está sucediendo, ya que Al Asad se sirvió de periodistas europeos, americanos y árabes remunerados para crear la propaganda de que la revolución es islamista, de que las minorías en Siria están en peligro y de que los islamistas van a tomar el poder y, evidentemente, lo consiguió. Las agencias internacionales, por su parte, consolidaron esa idea para que en Occidente y en Estados Unidos se difunda la imagen de que la sede de los yihadistas está en Siria, a sabiendas de que en los primeros meses las fuerzas islamistas no estaban presentes, sino que las liberó Al Asad para que desempeñen ese rol.

 

Desde el punto de vista de la oposición, existe el periodismo alternativo, pero es un periodismo frágil y lo sustentan instituciones dependientes de partidos políticos que no son neutrales ni profesionales. Las instituciones profesionales objetivas se pueden contar con los dedos de una mano, no tienen una protección internacional sólida y, por eso, no son capaces de transmitir el verdadero panorama en lenguas extranjeras con el fin de que llegue a aquellos que fueron influidos por la idea de la islamización de la revolución (patrocinada por Al Asad).

 

La promoción de un periodismo sirio alternativo ha de basarse en un pacto deontológico real que aúne a esas instituciones para que transmitan en lenguas extranjeras lo que sucede realmente y hacerlo llegar a Occidente y a EE.UU. Al mismo tiempo, deben aprovechar las pretensiones que tienen esos países de servirse de expertos en medios de comunicación y periodistas sirios que supervisen la profesionalidad mediática y se impongan como alternativa a las instituciones del régimen sirio.

 

P: Actualmente intenta recabar apoyo internacional para los detenidos. Háblenos de ese trabajo ¿quiénes son? ¿Qué hacen? ¿Cuál es su estrategia y las dificultades a las que se enfrentan? Y ¿cuáles son los logros alcanzados?

 

R: Cuando salí de la prisión de Al Asad y después de que hayan transcurrido dos años y medio desde mi detención, se apoderó de mí el peso de las aclamaciones y de los dolores de los presos en esos sótanos putrefactos. Esa imagen no abandonó jamás mi mente ni mi imaginación. Desde que salí de Siria, junto con un grupo de periodistas, activistas y abogados sirios, empezamos a formar el grupo de «Trabajo por los Detenidos Sirios» para dirigirnos a Europa, precisamente para promover la cuestión de los detenidos sirios. De este modo, celebramos varias reuniones con instituciones internacionales —como el Parlamento Europeo, los ministerios de relaciones exteriores de algunos países y las organizaciones especializadas en el asunto— para emprender un camino efectivo y práctico a favor de los detenidos.

 

Hasta ahora, nuestro trabajo ha sido totalmente voluntario. Nos centramos en el seguimiento de la situación de los detenidos en las distintas prisiones, sobre todo, las del régimen. Al mismo tiempo, observamos el estado psicológico, sanitario y jurídico de los liberados. Además, presentamos los testimonios de los liberados a las instituciones internacionales porque la opinión directa de los afectados tiene más influencia.

 

Nos enfrentamos a muchas dificultades: la necesidad de trabajar en unas esferas más amplias, ya que nuestro trabajo nació como voluntario; la inexistencia de leyes internacionales que se interesen por la cuestión de los detenidos sirios y garanticen unas vías reglamentarias para la liberación de los miles de sirios que siguen detenidos.

 

P: Participan también en las querellas contra el régimen y sus seguidores ante los tribunales europeos. Algunos creen que eso se debe a la inexistencia de la justicia de transición que reclamaban los sirios, ¿es eso verdad? ¿Cree que esos enjuiciamientos son suficientes después de que la comunidad internacional no fuera capaz de implementar el estado de derecho en Siria?

 

R: Recurrimos a eso en última instancia —cuando se agotaron todos los medios legales en el Consejo de Seguridad y debido al veto ruso-chino— para eludir esas decisiones y crear tribunales alternativos en Europa para que los familiares de los detenidos y de los liberados querellen contra el régimen y las milicias que lo sustentan. Conseguimos ponerlo en práctica gracias a algunos defensores de los derechos humanos y abogados sirios y con la ayuda de algunos países europeos. Está claro que esas medidas no son suficientes para conseguir una justicia para todos los sirios, ya que la justicia requiere una verdadera voluntad estadounidense, en primer lugar, y europea, especialmente. Como grupo civil sirio, intentamos apoyar a los otros grupos para impulsar los métodos correctos y presionar constantemente a las fuerzas internacionales con el fin de que comprendan que los sirios no son solo refugiados en Europa, sino que tienen sus derechos —los cuales han sido arrebatados por culpa de la despreocupación internacional— que hay que recuperar y garantizar la justicia, igual que se garantizó en el pasado para todos los países del mundo tras las guerras mundiales.

 

P: Hace poco, participó en una universidad parisiense en una ponencia sobre la libertad de expresión y de opinión en Siria. Mientras tanto, el Partido de la Unión Democrática en Siria cierra instituciones civiles y políticas en sus zonas de dominio, se censura la revista Rising For Freedom en Duma, Alepo y Daraa. De ahí que nos preguntemos sobre la libertad de expresión en el ámbito revolucionario. ¿Cómo ve ese tema? y desde su punto de vista ¿cómo cree que se puede solucionar en el futuro?

 

R: Por supuesto que ya no hay libertad de expresión en ninguna parte de Siria, pues las fuerzas islamistas alternativas (denominadas democráticas) violan todas las leyes internacionales de libertad de expresión y de opinión. Tal y como ha mencionado, el cierre y la quema de las sedes del Consejo Nacional Kurdo y de la sede de la revista Rising For Freedom en Duma por parte del autoritario ejército islamista es el mayor ejemplo para demostrar la decadencia de esas fuerzas y su violación de los derechos de expresión y de opinión.

 

Por desgracia, esa cuestión depende también de la situación general y de las fuerzas alternativas presentes en esos lugares. Asimismo, se margina en gran medida el papel de la sociedad civil y de sus instituciones en la participación en la administración y en el funcionamiento de las regiones. La sociedad civil posee la suficiente capacidad para proteger a los civiles y a las instituciones alternativas.

 

P: Si le pedimos que defina los principales errores en los que incurrió la revolución siria o los actores revolucionarios, ¿cuáles diría que son y cómo se pueden superar?

 

R: Cometimos muchos y muy graves errores. Algunos están ligados a la ideología heredada del régimen dictatorial regional; otros proceden de la monopolización de la revolución por parte de los islamistas. Acabar con los islamistas radicales y poner fin al régimen sirio es la única manera de rectificar y devolver Siria a todos los sirios por parte de la verdadera oposición que la represente y no comercialice con ella como hacen algunos opositores sirios en el exterior y en el interior.

 

P: Pasó por la experiencia de la detención política y fue obligado a declarar forzosamente. ¿Nos habla de esas experiencias? ¿Cómo influyeron en usted? ¿Por eso se interesó por los detenidos?

 

R: La experiencia de la detención me hizo más fuerte y determinado para continuar con lo que había empezado. Aunque mucho antes de la revolución conocía perfectamente la brutalidad de ese régimen y la supresión de las libertades de los sirios, mas la detención política me encomendó muchos mensajes para que siga defendiendo la dignidad de los sirios y garantizar la justicia para todos ellos. En efecto, la detención aumentó mi fe para seguir trabajando por mis amigos que siguen detenidos y defenderlos para conseguir la justicia para mí, en primer lugar, y para todos los sirios, en segundo lugar.

 

Mis declaraciones en la televisión siria oficial (en el programa Al ain al sahira) de que no hay revolución en Siria, que soy terrorista y que trabajo con los yihadistas fue forzado mediante golpes y torturas, como saben todos los sirios. Fue una experiencia horrible que recuerdo perfectamente y recuerdo también la imagen del fotógrafo que me grabó: era mi compañero en la universidad y estaba temblando mientras me grababa. La detención no dejó ningún efecto negativo en mí, únicamente un deseo de pedirles cuentas judicialmente y presentar en las televisiones mundiales cómo nos torturaron e infundieron el terror en nosotros para que aparezcamos como terroristas.

 

P: ¿Qué lectura hace del futuro de Siria?

 

Es imposible ver el futuro con claridad en medio de esos conflictos rusos, estadounidenses e internacionales en Siria. Por una parte, la voluntad siria está arrebatada y solo se recuperará cuando esos países reconozcan la libertad de los sirios y se consiga la justicia. Lo que hacen esas fuerzas internacionales es repartirse Siria y convertirla en pequeños estados dependientes de cada una de ellas a costa de la sangre de los civiles. Por otra parte, tenemos una oposición frágil, un régimen criminal y unas milicias extremistas que vinieron para invadir la tierra. Solo se disolverá el conflicto con la expulsión de todos ellos y la vuelta de los sirios libres a su país para aunar sus fuerzas con las de sus hermanos que resistieron al bloqueo, al hambre, a la opresión y a la detención por el deseo de construir un estado para todos los sirios.

 

Sí, por un lado, soy totalmente consciente de la fragilidad de la situación siria y de la oscuridad de lo que nos depara el futuro; por otro lado, soy consciente de que los principios no se venden ni se cambian ni se subastan y de que la libertad no se fragmenta, sea cual sea el precio. Algún día conseguiremos ser libres, al igual que los franceses consiguieron su estado democrático cien años después de la revolución.

 

Traducido del árabe por Eman Mhanna en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.

 

 

 

 

 

 

 

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