Husein Abdelaziz

Al Yazira, 21/10/2017

 

No cabe duda de que la derrota de la organización del Estado Islámico en Raqqa supone una transformación importante en el equilibrio de fuerzas que tendrá un claro reflejo en todo el norte y el este de Siria. No obstante, el fin de los combates en la ciudad de Raqqa vuelve a replantear un interrogante que está ahí hace tiempo: el del papel de la ciudad (y de la provincia) dentro del mapa de influencia militar de las fuerzas regionales e internacionales en el norte de Siria, y el del futuro político de la ciudad a la vista del duro enfrentamiento entre partes locales e internacionales.

 

La provincia de Raqqa no tiene una gran importancia para el Partido de la Unión Democrática kurdo, como sí que la tienen otras zonas como Al Hasaka o los alrededores de Alepo de mayoría kurda (…) Para el PUD y su brazo militar Raqqa es únicamente importante por ser el único puente geográfico que une Al Hasaka (al este) con Ain al Arab, Kobani y Afrin (al oeste) a nivel económico y militar.

 

Esta importancia se ha incrementado al producirse dos cambios militares: el primero es la entrada de Turquía en Idlib y la ubicación de sus tropas en las afueras de Afrin; el segundo son los rápidos avances de las tropas regulares sirias en la provincia de Deir Zor.

(…)

 

En Raqqa, Ankara solo podrán convencer a Washington de la necesidad de suavizar la presión kurda dando a las tropas locales un papel mayor, aunque sabe perfectamente que la arena siria puede cambiar de forma repentina.

 

El choque entre el ejército del régimen y las unidades turcas parece inminente y por eso se abre ante Turquía la puerta de un nuevo entendimiento que podría dar lugar a una alianza necesaria entre Damasco y Ankara que contaría con la bendición de Irán y Rusia y cuya finalidad sería medir a las fuerzas kurdas.

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