El primer ministro iraquí Haidar al Abadi se entrevistó con el supremo referente chií, el ayatolá Ali al Sistani, en la casa de este último en la ciudad de Nayaf en la primera visita desde estas características desde que asumiera su cargo hace más de un mes. Esta visita se produjo después de completar la formación de su gabinete con el ministro de Interior, Mohamed Salem al Gabán, un líder de la Brigada Badr chií acusada a nivel local e internacional de cometer crímenes sectarios. A pesar de los nobles objetivos de la «tutela» del referente chií al primer ministro iraquí, en el fondo se trata de una tutela política y no espiritual y religiosa lo que plantea muchos interrogantes sobre el tipo de relación del régimen con los hombres de religión chiíes y sobre el papel de las milicias en el gobierno de facto del país.

 

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