Reseña de Montserrat Abumalham (UCM) para «Revista Ciencia de las Religiones» sobre la obra:

Garrido Clemente, P., Obra completa del sufí Ibn Massarra de Córdoba, edición crítica y traducción anotada por, de la Risālat al-Iʿtibār y el Kitāb Jawāṣṣ al-ḥurūf, Córdoba, Almuzara, 2022, 323 pp. ISBN: 978-84- 92924-73-8.

Tras un prólogo de José Antonio Antón Pacheco, el cuerpo de la obra lo constituyen un estudio preliminar de las dos obras conocidas de Ibn Masarra, la traducción de ambas, la edición del texto árabe y tres anexos, más una amplia bibliografía.

El trabajo de Pilar Garrido, que se comenta en las líneas que siguen, es no sólo esclarecedor, sino que goza de gran excelencia filológica que se percibe en sus anotaciones a las propuestas críticas de edición, así como en desentrañar unos textos que no son sencillos de comprender si no se posee un gran bagaje de conocimientos acerca de la espiritualidad musulmana, de la filosofía en boga en su tiempo y se goza de una gran sensibilidad para afinar en el empleo del vocabulario, sin que por otra parte, resulte pesado para quien no conoce la tradición musulmana.

Es pues, esta una gran obra que cierra el largo proceso de aproximaciones a la obra de Ibn Masarra, el gran sabio cordobés. Es de agradecer que una editorial como Almuzara, cuya colección Andalus ya cuenta con numerosos estudios sobre temas arabo-islámicos de Al-Andalus, haya dedicado su esfuerzo a editar esta obra que no es, a pesar de todo, para lectores comunes.

El hallazgo de las dos obras que forman el cuerpo de la edición y traducción, de las que existían noticias indirectas, ha permitido a la autora esclarecer casi al completo la aportación a la espiritualidad musulmana de este personaje de gran influencia en el pensamiento religioso y en la orientación sufí. El estudio pormenorizado de ambos textos arroja luz sobre lo que hasta ahora habían sido en buena medida opiniones basadas en indicios y conjeturas.

El sabio cordobés, formado en Oriente, y de cuya vida antes de su retiro a la sierra cordobesa existen pocas noticias, fue acusado de practicar una forma heterodoxa de islam y de atraer a sus discípulos a una cierta disidencia de la corriente central de la práctica musulmana en su siglo (IX-X).

Al poder examinar de primera mano las dos obras de Ibn Masarra, al fijar el texto en ambas ediciones y al llevar a cabo una traducción comentada con cuidado y de manera exhaustiva, Garrido ha mostrado cómo se había acusado al autor injustamente de muʿtazilismo, corriente racionalista del islam que ha sido rechazada en diversos periodos históricos por razones múltiples.

En primer lugar, la Risāla o Epístola de la Interpretación, es no solo una invitación por parte de Ibn Masarra para la investigación e interpretación de todo lo creado, como modo de acercamiento a las cosas superiores, sino que sigue con fidelidad el mandato coránico de examinar y conocer el Universo, como modo de alcanzar la comprensión de los designios divinos. Nadie, leyendo de primera mano su obra, podría acusar, como ya se ha dicho, a Ibn Masarra de heterodoxia, pues se incardina, según sus propias palabras, en la transmisión profética que, a pesar de su claridad, necesita ser interpretada y bien conocida. Posiblemente los turbulentos tiempos que siguieron a la muerte de este maestro espiritual convirtieran su obra y a sus discípulos en sospechosos de disidencia religiosa. Ya se sabe que los tiempos inciertos generan integrismos.

En esta obra, se percibe también con claridad el concepto que designa al mundo material como micro- cosmos que revela el mundo superior o macrocosmos, sirviendo de seña e iluminación para una mejor y más profunda comprensión de la profecía reveladora. La capacidad de aplicar el intelecto es no solo un don divino, sino una exigencia para el creyente. El esfuerzo intelectivo alcanzará diversos grados y logros según haya sido dotado cada ser humano de una capacidad mayor o menor. Pero todos los creyentes están llamados a hacer su propio esfuerzo interpretativo.

Quizá sea en este punto de la libertad de conciencia y de la individualidad de la experiencia especulativa en donde se pueda rozar una heterodoxia que, sin embargo, no aparece por ninguna parte como reacción a imposiciones externas de aceptación ciega de la tradición. Al contrario, parece que Ibn Masarra era bien respetuoso de la tradición, pero proponía el encuentro individual, como hacen los místicos habitualmente, con esa divinidad que llama a cada cual y lo convoca.

Leyendo con detenimiento los ajustados comentarios de Pilar Garrido se descubre a un Ibn Masarra de una profunda espiritualidad y, como es común en los sabios medievales, alguien de gran erudición, conocedor de las corrientes de pensamiento en boga en su tiempo, neoplatonismo o pitagorismo entre otras, además de la propia tradición escrituraria y los comentarios coránicos más normativos y de amplia aceptación.

En la segunda obra editada y traducida en este volumen, y a partir de todos esos conocimientos y usando todos estos elementos como instrumentos en el avance del conocimiento de la divinidad, Ibn Masarra se adentra en el estudio de las letras llamadas misteriosas (aquellas que sin corresponder a palabra conocida inician algunas azoras coránicas), siguiendo una larga tradición que usa este medio para el examen de lo oculto y del conocimiento de la divinidad.

Sin embargo, no es este un conocimiento racional que se apoye en la lógica, sino ese otro conocimiento iluminado e iluminador que accede a los valores simbólicos y los pone en relación, siempre bajo la inspiración que a cada creyente concede el propio Dios. Así, la frecuencia de las letras, sus valores numéricos, su misma grafía, su relación con palabras conocidas nos hablan de manera inductiva y analógica de la unicidad de Dios, de su poder, de su reino y en definitiva de su voluntad que el creyente debe descubrir para acercarse a Él. En ese examen de las letras y sus significados simbólicos, se encuentra un método para la meditación en los Misterios en el que resuenan las experiencias espirituales del gnosticismo y del judaísmo rabínico, así como las propuestas de pitagóricos y neoplatónicos, pero siempre tocadas del sentido inequívoco que les otorga la revelación coránica.

Hay que concluir, por tanto, con Pilar Garrido, que este gran maestro de la espiritualidad musulmana y andalusí no es solamente un filósofo, sino un hombre de fe que trata de transmitir su propia reflexión para hacer la voluntad de Dios. Gracias a Pilar Garrido su obra resulta clara y accesible y, sin duda, dará pie a muchos otros trabajos sobre la solo relativamente conocida espiritualidad musulmana de Al-Andalus.

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