Amer Okasha

Mohamed Buud

Túnez insiste en abordar con la misma lógica y los mismos errores el expediente libio que parece estar en las últimas horas previas a la declaración de una guerra que, según quienes toman las decisiones internacionales, ya no admite más demora ni más descontrol de armas ni más milicias, pese a que las capitales mundiales que hoy hacen sonar los tambores de guerra son las mismas que destruyeron el Estado libio, las que crearon esas milicias, las armaron y les dieron posiciones de poder sobre el terreno.

(…)

Túnez no ha logrado nuevamente ser una parte fáctica en un expediente que le incumbe particularmente, que es parte de su seguridad nacional y la guerra tendrá lugar en un espacio que histórica y geográficamente se considera una extensión de su territorio nacional. Túnez vuelve a recurrir otra vez a soluciones que como poco podemos tachar de “chantajistas” en un sentido moral, poco serias en un sentido político, e irresponsables desde el punto de vista militar y securitario.

A comienzos de 2011 Túnez probó una lógica de trabajo al servicio de los demás, no a su servicio como país independiente y soberano ni al servicio del pueblo libio, un pueblo hermano que pidió ayuda a vecinos y hermanos. Entonces Túnez abrió corredores, puertos y bases a todas las fuerzas árabes y occidentales (…) cediéndoles el terreno para que pudieran moverse de forma eficaz y contundente contra el Estado libio hasta que lo derrocaron y acabaron con él.

(…) ¿Qué sacó Túnez de esa política? En resumen, solo pérdidas enormes resultado de esas posturas vacilantes. Cayó el régimen libio y el país se convirtió en un escenario de guerra indefinido, y Túnez solo consiguió a cambio la llegada de miles de refugiados libios que en su mayor parte siguen en nuestro país, centenares de miles de refugiados de todas las nacionalidades, y a nivel económico perdió su posición de socio destacado del mercado libio, que era el único respiradero económico del país. También perdió en Libia su posición de Estado de facto, de influencia, cuya palabra era oída, y su credibilidad ante las partes libias enfrentadas (…).

Túnez vuelve al punto cero pretendiendo, según las declaraciones del presidente del Estado y de los ministros de Exteriores y Defensa, adoptar la misma postura fracasada que adoptara en la primera crisis en 2011.

(…)

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Viñeta de Amer Okasha

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