La victoria de los llamados reformistas en el Parlamento iraní no cambiará la política regional de Teherán en Líbano, Siria, Yemen e Iraq, pero podría influir en el mercado internacional del crudo pese a las dificultades y complicaciones bancarias a las que tienen que hacer frente los inversores en Irán. La posibilidad de un control de los reformistas en el Parlamento podría animar a Obama a moverse dentro de la FATF (Financial Action Task Force) -creada por el G-7 en 1989 para luchar contra el blanqueo de dinero y las finanzas terroristas- para cambiar de postura hacia Irán y tal vez levantar las sanciones bancarias si tenemos en cuenta que el presidente estadounidense es uno de los mayores defensores de la normalización de relaciones con Teherán. Esas sanciones bancarias estadounidenses son el verdadero obstáculo ante las inversiones europeas y no europeas en un país cuyo sector del gas y el petróleo requiere grandes inversiones para desarrollar la producción. Y los inversores europeos temen invertir allí mientras sigan vigentes esas sanciones.
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Viñeta de Jáled al Baih
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