Amyad Rasmi_SH_Terrorismo_Aid

Abdelbari Atuán

Rai al Yaum, 05/07/2016

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La versión dominante sobre lo sucedido en los atentados es una versión saudí unilateral y no hay ninguna versión independiente, algo por otra parte previsible, y por eso faltan muchos detalles y verdades sobre esas explosiones y sus víctimas, sobre cómo se ejecutaron y sus ejecutores. Hasta la redacción de este artículo, la única excepción es el dato sobre el ejecutor del supuesto atentado suicida en el parking del hospital Dr. Suleimán Faquih, en Yedda, un paquistaní de unos 30 años; no sabemos por qué se inmoló en ese lugar y si su objetivo era o no el Consulado de EE. UU., próximo a ese sitio.

El otro interrogante que sigue sin respuesta tiene que ver con el modo en el que murieron los cuatro policías cerca de la mezquita del Profeta en Medina. Las imágenes emitidas por el canal Al Arabiya muestran varios coches calcinados y destrozados, lo que hace pensar que las explosiones fueron mayores de lo que se dice, y por consiguiente no fueron provocadas por cinturones explosivos sino por varios ejecutores.

No sabemos, ni nosotros ni nadie, si obtendremos respuestas definitivas en días, semanas o meses, porque se acerca la temporada de la peregrinación y seguimos esperando los resultados de la investigación de la tragedia del año pasado que segó la vida a más de 3.000 peregrinos.

Lo sucedido es de magnitud, sus significados son importantes y la conmoción es tremenda. El desencadenamiento de varias explosiones en un solo día y en diferentes zonas del reino confirma que se trata de una operación organizada detrás de la que se encuentra un mando local de campo que podría estar vinculado a un mando superior exterior, y ahí precisamente está el peligro.

El hecho de identificar al ejecutor del ataque de Yedda y de no facilitar la de los ejecutores de los atentados de Al Qatif y Media, hace pensar que estos últimos son muy posiblemente jóvenes saudíes que pertenecen a células racimo interiores, y no queda descartado que fueran entrenados en campamentos del Estado Islámico en Siria, Iraq, Libia, Afganistán o Sinaí o en cualquier zona que haya rendido pleitesía a ese grupo.

(…)

Arabia Saudí es la gran afectada en todo esto a nivel oficial y popular; el mando saudí siempre ha alardeado de que el país es un oasis de seguridad y estabilidad en un entorno árabe al rojo por las guerras y el caos sangriento, pero los últimos atentados demuestran que el reino no es inmune.

Estos atentados podrían sentar las bases de un gran cambio saudí político, social y de seguridad, de una revisión de muchas prácticas que el reino ha seguido, como los 9 atentados de Estambul y Ankara empujaron a Erdogán a revisar muchas de sus posturas, a reconciliarse con Rusia, normalizar relaciones con Israel, bajar de tono con respecto a Siria y poner toda la carne en el asador de la guerra contra el Estado Islámico y las demás organizaciones terroristas; no descartamos cambios y revisiones parecidas en el reino saudí en los próximos días o semanas, sobre todo en el ámbito de la seguridad.

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