Yaser Ahmad_elecciones_Iraq_2018

 

“En Bagdad no se está compitiendo por el cargo de primer ministro en el sentido ejecutivo, sino que se trata de una lucha de voluntades internas muy influidas por los acontecimientos regionales e internacionales, de una guerra entre dos proyectos políticos”.

 

Mayed al Samarrai

Al Arab, 17/05/2018

 

El avance de la lista de Muqtada al Sáder en las elecciones ha situado el proceso político iraquí en un verdadero cruce de caminos en el que confluyen la realidad actual marcada por la corrupción, el fracaso y la alineación total con el proyecto iraní; el inicio de una etapa de transformación progresiva en las políticas interna y exterior; la apuesta total por las fuerzas del islam político a las que se ha opuesto el pueblo iraquí con una abstención del 70%; la liberación de esa hegemonía que les ha costado a los iraquíes la vida, su seguridad y su bolsillo; y la alineación con las preocupaciones del pueblo.

 

Los pocos iraquíes que acudieron a las urnas son la fuerza que logró acabar con esa hegemonía y no con las cifras que han alterado los equilibrios de fuerzas dentro de los bloques chiíes, sino dando su voto al bloque de Al Sáder, lo que supuso una conmoción en el círculo político chií proiraní cuyos líderes han llevado a cabo campañas mediáticas de movilización continuas a lo largo de los últimos tres años en las que se difamó a Al Sáder y se le atacó por sus posturas nacionales de apertura al Golfo y a Arabia Saudí (…) Esas campañas de distorsión de la figura de ese político estuvieron apoyadas por Teherán, cuyos temores tempranos explicarían la actual visita de Qasem Suleimani a Bagdad para estudiar con Nuri al Maliki, Hadi al Amiri y otros representantes de los entes chiíes iraquíes proiraníes con el fin de evitar que el proceso político escape al control de Irán.

 

El cada vez mayor deseo de independencia iraquí y su transformación de movimiento popular opositor en fuerza política, no gustan a Teherán porque podría quedar en una zona de peligro, y un ejemplo de ello son las declaraciones de Ali Akbar Velayati, asesor de Ali Jamenei, durante su visita a la capital iraquí antes de los comicios en las que pidió que se impidiera la llegada de los “liberales” al poder y que se defendiera a los líderes islamistas proiraníes.

 

Los últimos acontecimientos demuestran que lo de Al Sáder no es solo un levantamiento popular contra la corrupción y los corruptos, sino una corriente política completamente alineada con las víctimas de la corrupción de los partidos políticos, y concretamente de Al Dawa; también demuestran su valentía por defender posturas que ponen de manifiesto la identidad panárabe iraquí. El movimiento de Al Sáder ha devuelto a la chía iraquí que se desmarcó del país a su esencia original, y ha destapado el juego que se trae entre manos la chía iraní a través de la wilayat al faqih que no es otra cosa que una tapadera de la política expansionista de Teherán en Iraq y en la región.

 

Viñeta de Yaser Ahmad

 

Si necesita una traducción íntegra de esta entrevista, puede solicitarla en el siguiente correo electrónico: contacto@fundacionalfanar.org

Pueden consultar más de 170.000 artículos de prensa árabe en español en el Fondo documental Al Fanar

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