Amer Salim, MASR

El doctor Fergani, pensador y profesor de ciencias políticas, ha dicho que declarar Egipto provincia sometida al reino wahabí en un intento de salvar el trono de los Al Saud y el régimen militar egipcio, fracasará sin duda, y ha señalado que el reino de los Al Saud está pasando por uno de sus momentos más sombríos desde su creación, en los años treinta del siglo pasado.

En un artículo publicado en su página de Facebook, Fergani dice: «el heredero del heredero al trono y gobernador de facto desde ahora, siguiendo la tradición de la familia real, es un aventurero temerario que aboga por la violencia». Y añade: «la reputación internacional del reino se ha visto degradada en toda la zona árabe y en el mundo entero por culpa de su participación en las sangrientas guerras de Siria y Yemen. Estuvo a punto de destruir el primer país tras plantar en tu territorio las semillas del terrorismo que dieron lugar a la barbarie del Estado Islámico (Daesh), e incluso estuvo a punto de convertir su guerra en el territorio de la querida Siria en el inicio de una guerra mundial. Comete crímenes de guerra atroces a diario en Yemen y no duda en pedir y recibir apoyo por parte de los Estados Unidos e Israel».

«Lo peligroso es que el reino, llevando a cabo políticas imprudentes en el mercado del petróleo, pensó que sería apoyado en sus políticas hostiles en la región contra Irán y Rusia. Trabajó para un proyecto sionista apoyado por los Estados Unidos; estuvo a punto de degollar la gallina que le daba huevos de oro constantemente. El precio del petróleo descendió a menos de cuarenta dólares el barril e hizo que el enorme excedente del Estado se convirtiera en un creciente déficit en los presupuestos del gobierno. El reino ha estado soplando las llamas de la violencia sectaria entre musulmanes al defender a los suníes en contra de los chiíes»

«Entre la escasez y el deterioro de su posición a internacional, el reino tuvo que buscar una salida de emergencia, y qué mejor  salida de emergencia en el mundo árabe que Egipto.
El régimen militar creado por el reino y sus aliados del Golfo a mediados del 2013 sigue gobernando Egipto bajo la opresión, la tiranía y el empobrecimiento. Pero Egipto también ha sufrido un deshonroso deterioro en el ámbito económico por culpa de políticas que han devastado su actividad económica productiva.  Por culpa de los fallos de su gobierno,  los egipcios acumulan deudas internas y externas, a lo que hay que añadir el descenso del valor de su moneda nacional, la subida exponencial de los precios y la proliferación de la miseria por el desempleo y la pobreza. Por supuesto, las ansias de enriquecimiento personal de los gobernadores egipcios ha aumentado, aunque sea a costa del empobrecimiento de un buen pueblo».

Fergani señala que quien haga un seguimiento de esa visita del rey de Arabia Saudí, que el régimen militar considera una victoria y un logro, se dará cuenta de que la «ayuda» saudí no es un regalo para los militares. Esto fue lo que ocurrió cuando los contrataron para dar  un golpe de estado contra la autoridad civil elegida democráticamente tras la gran revolución popular: el apoyo económico ya no era incondicional sino que se convirtió en una participación, por no llamarla supervisión y control. Los saudíes están presentes en una gran cantidad de actividades económicas privadas, en el gobierno y en la sociedad, aunque no se hayan dado detalles, ni siquiera los más generales, prueba de acuerdos, entendimientos firmados entre ambas partes del gobierno (el saudí y el egipcio) en los que el primero espera poder tener el control del segundo gracias a su dinero.

Fergani considera la renuncia del régimen militar a dos islas egipcias como una grave violación de la Constitución  y de los valores nacionales de los que alardean (…) y probablemente de esto no llegue nada al pueblo, según Fergani.

«No hay que subestimar, por ejemplo, el acuerdo entre ambas partes en el ámbito “cultural” y lo que significaría, bajo la presión económica, la propagación de las tendencias “culturales” reaccionarias del reino saudí en Egipto, que fue la causa de la creación del régimen militar. Un ejemplo de ello es el hecho de tapar la estatua de Ibrahim Pacha, el vencedor del wahabismo, para que el rey de Arabia Saudí no la viera. Qué pena para los intelectuales egipcios si esta tendencia se pone en marcha en la era de un ministro de cultura al que se le considera “progresista” ».

Fergani indica que lo más peligroso sea tal vez que Dar al Iftaa, a través de un entendimiento firmado en solitario y bajo la influencia de una fatua saudí, adquiera mala reputación de fanatismo (…).

Fergani añade: «No podemos olvidar el efecto devastador de la afluencia de un gran número de saudíes a través del puente terrestre que será creado   para la diversión “inocente” de los saudíes en Egipto, tomando como lección los burdeles saudíes en Bahréin»

Y concluye: «Cuando se escriba de forma fidedigna sobre esta etapa de la amplia historia de Egipto y la zona árabe, se considerarán como fallos del régimen  militar (por mediación de de “los generales de Camp David” que nunca han combatido por la tierra de Canaán) dos cosas: en primer lugar proteger  la guerra racista de Israel bajo la influencia devastadora de la ayuda militar estadounidense, lo cual va en contra de la doctrina de combate de las Fuerzas Armadas del pueblo egipcio. En segundo lugar, resolver el conflicto histórico entre el polo progresista y el reaccionario en la región árabe, a saber, el reino wahabí y Egipto, teniendo en cuenta que el interés del primero es someter al segundo a su victoria retrógrada y reaccionaria en todo el mundo árabe.
No es una casualidad que se asocien los dos males en la era del régimen militar actual egipcio con la salida a la luz de los hasta ahora secretos contactos saudíes-israelíes».

Traducción del árabe de Rania Chaui para Fundación Al Fanar

 

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