Al Quds al Arabi, 27/05/2016
Las declaraciones de dos destacados responsables mundiales hechas ayer indican que el escenario del control de los poderes ejecutivos en Occidente por parte de la derecha racista es más previsible que probable. La primera declaración fue la de Obama quien dijo que los líderes mundiales estaban “molestos” por la candidatura de Trump a la presidencia de EE. UU. La segunda declaración fue el tuiter de Martin Selmayr, director del buró del presidente de la Comisión Europea, en el que decía que la próxima cumbre del G-7 en 2017 con Trump, Le Pen, Boris Johnson, Beppe Grillo sería “un escenario de horror”.
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Lo inquietante de este fenómeno es que sale al paso de un ánimo popular general que recuerda al ambiente fascista y nazi que reinaba tras la primera guerra mundial y que tenía en su punto de mira a las minorías religiosas y étnicas, aunque ahora, el principal objetivo son los musulmanes, los refugiados que huyen de Siria, Iraq y Afganistán, países a cuyo destino miserable ha contribuido Occidente y la pandilla de dictadores con los que estaba aliado. Es decir, que el racismo occidental quiere castigar a los musulmanes por partida doble: destruyendo sus países y apoyando en ellos a los dictadores (…) y ahora persiguiéndoles en los países en los que se han refugiado.
El ascenso del nazismo estuvo estrechamente vinculado a la lucha por saquear y colonizar el mundo que mantenían los países industrializados, y a las crisis del capitalismo económico de los años 30 del siglo pasado. Sin embargo, las economías occidentales no sufren en estos momentos graves crisis y los refugiados, al contrario de lo que promueve la odiosa narrativa racista, representan un gran valor añadido para esas economías y rejuvenecen las sociedades de los países a los que emigran.
Este nuevo racismo occidental es por consiguiente expresión de factores que van más allá de esas leyendas que están en boca de los nuevos racistas, y que tienen que ver con otras leyendas europeas en las que luchan los intereses de estrechas miras y el temor milenario a los musulmanes con los regímenes democráticos, los derechos humanos y las modernas sociedades civiles, y que los emigrantes y refugiados desenvainan a la cara de los racistas de Europa, quienes a cambio enarbolan su bandera contra esa pobre gente que está huyendo, contra toda la humanidad.
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Viñeta de Osama Hayyach
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