Amer Salim_MSR

Al Quds al Arabi, 15/06/2017

A diferencia de la Justicia egipcia, que demostró independencia parcial del poder ejecutivo tras el fallo definitivo que confirma la soberanía egipcia sobre las islas de Tirán y Sanafir, el Parlamento se mostró obediente y dispuesto a ratificar un acuerdo de carácter político y financiero que El Cairo firmó con Riad el 8 de abril de 2016 para burlarse de la Constitución egipcia en la que supuestamente los «representantes del pueblo» deben defenderlo.

Ese consentimiento no confirma la importancia del Parlamento sino que más bien lo denigra. Las autoridades egipcias, concretamente la Presidencia, no consultaron con esta cámara el ataque a Libia ni la colaboración en la lucha en Yemen. Tampoco hubieran consultado, sino más bien coaccionado, en la cuestión de Tirán y Sanafir si no fuese porque necesitaban dotar de algo de veracidad a sus impopulares decisiones que en este caso  afectan a la soberanía nacional egipcia al tratarse de una “venta” grotesca de la geografía nacional por un precio del que el pueblo no va a catar nada, como dice el refrán popular egipcio: «entre el vendedor y el comprador vaya usted a saber».

Paradójicamente, el poder ejecutivo egipcio ni esperó la decisión del Parlamento ni se interesó por la negativa de la Justicia. Lo único que hacía falta era que los diputados, abogados o jueces intentaran visitar las dos islas para descubrir que deben llevar el pasaporte y realizar los trámites de salida como si viajaran de Egipto a Arabia Saudí, y para que entiendan también que ni al presidente egipcio, Abdelfattah al Sisi, ni a su gobierno les importa la decisión de la Justicia o del Parlamento.

Eso quiere decir que ni los esfuerzos de los abogados ni las manifestaciones para celebrar el fallo «histórico» ni la oposición de los diputados egipcios o el apoyo de los simpatizantes iban a cambiar nada y que no tienen ningún valor en la balanza del presidente, cuya madre ya le avisó de que «diera a cada uno sus derechos».

Parece ser que la prisa con la que se ha resuelto acuerdo era imprescindible, según las convenciones del régimen egipcio, para tranquilizar a los saudíes y confirmarles que no hay marcha atrás en el «acuerdo» y que las autoridades son capaces de acallar los gritos de ira de los egipcios y resolver el asunto por los medios «democráticos» necesarios.

Otra lectura sobre la resolución de la cuestión de las islas de este modo podría tener que ver con la crisis actual del Golfo, y reflejaría que Al Sisi aprueba la nueva tendencia política de Arabia Saudí contra Qatar y el apoyo de Riad a Al Sisi (frente al espectro de la legitimidad de Mohamed Mursi que lo persigue) al incluir a la fuerza a  los Hermanos Musulmanes en las listas de organizaciones terroristas.

La urgencia en la producción de la obra teatral de la demarcación de la frontera parlamentaria es, en este sentido, una contribución al «esfuerzo bélico» contra Qatar en apoyo a la postura de los EAU. Además, esa actitud tiene numerosos beneficios para Egipto, entre ellos el apoyo saudí a la creciente intervención de Egipto en Libia.

Otro de los aspectos ocultos de la cesión de las islas tiene que ver, por supuesto, con la agenda estadounidense-israelí para aproximarse a Arabia Saudí y a su nueva coalición con EAU y Egipto.

El general Ahmad Shafiq (ex candidato a la presidencia del gobierno) ha opinado acerca del tema y ha dicho que las razones de la cesión de las islas se hallan en la creación de un puerto internacional entre Egipto y las dos islas «saudíes» que no esté controlado por nadie, lo que él considera una amenaza para la seguridad nacional egipcia y para su fuente vital de ingresos: el Canal de Suez.

Las palabras del presidente de la Asamblea Nacional, Ali Abdelali, acerca de este tema resultaron graciosas: «es imposible que aquellos que lucharon y sacrificaron tantos mártires vendan su tierra o renuncien a ella». La pregunta es si esa tercera persona que luchó en la guerra y sacrificó tantos mártires se refiere al pueblo al que se supone que Abdelali representa, o a los altos oficiales militares que controlan el poder, la economía, las prerrogativas y las decisiones de renunciar a las islas y a la soberanía.

Viñeta de Amer Salim para Al Masri al Yaum

Traducido del árabe por Eman Mhanna en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.

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