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Rai al Yaum, 18/10/2016

La batalla de Mosul iniciada por las tropas iraquíes, apoyadas por las milicias peshmerga kurdas, con cobertura aérea estadounidense, ha robado los focos a lo que está sucediendo en Alepo y representa una excusa para que EE. UU. y sus aliados occidentales y árabes no hagan nada para frenar el bombardeo ruso en Alepo y el avance de las tropas regulares sirias en la ciudad, más concretamente en los barrios del este de la ciudad.

No exageramos si decimos que John Kerry, ministro de Exteriores de EE. UU., y también Obama, sabían cuándo iba a producirse el ataque sobre Mosul, y que lo que se decía sobre la celebración del Consejo de la Seguridad Nacional estadounidenses para estudiar las opciones militares ante el bombardeo ruso, era tan solo una bomba de humo, un puñado de arena en los ojos.

EE. UU. ha preparado la farsa de Alepo con mucha astucia, y se la ha vendido a sus aliados árabes con maestría diciendo unas veces que se iba a armar a la oposición siria con armas desarrolladas como baterías antiaéreas, otras veces bombardeando posiciones del ejército regular sirio en Der Zor, y por último celebrando el pasado domingo una reunión en Londres a la que asistieron los titulares de Exteriores de Gran Bretaña, Turquía, Arabia Saudí, EAU, Egipto y Jordania para estudiar el expediente sirio.

Rusia y sus aliados entienden bien esas bombas de humo estadounidenses, como saben también que Obama adoptó la política de ganar tiempo en los últimos cinco años, que son los que tiene la crisis siria, y que no puede hacer frente militarmente a Rusia, una potencia emergente, días antes de las elecciones presidenciales estadounidenses.

Kerry seguirá estudiando nuevas ideas para un alto el fuego en Alepo mientras las tropas rusas avanzan a toda prisa, con cobertura aérea de Moscú; en otras palabras, Kerry se ha lavado las manos de lo que pasa en Alepo y se ha puesto a mirar a otro sitio, y lo mismo han hecho los ministros de Exteriores árabes, que asistieron corriendo a la reunión de Londres, creyendo que la opción militar británico-estadounidense estaría en el orden del día, y que la intervención de EE. UU. sería inminente.

De Mistura no era profeta ni adivino cuando hizo su propuesta en la que manifestaba su disposición a acompañar a un lugar seguro a los combatientes de la oposición armada asediados en el este de Alepo, entre ellos a exmiembros de Fatah al Sham y Al Nusra en el pasado. Su idea fue recibida con sarcasmo y todas las facciones de la oposición política siria pidieron que no siguiera su misión y fuera destituido como enviado de la ONU porque no era neutral y adoptaba propuestas de las autoridades sirias.

(…)

Viñeta de Amyad Rasmi para Al Sharq al Awsat

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