Jairi Omar

Al Arabi al Yadid, 30/05/2017

 

Sigue habiendo contradicciones políticas y militares sobre la cercanía de un posible arreglo de la crisis en Libia; pese a los preparativos del diálogo nacional, se va ampliando el campo de batalla y ya podemos hablar de cinco zonas calientes en todo el país, lo que puede suponer una nueva fase del conflicto civil y abre el debate sobre el potencial de los diferentes bandos para contener las consecuencias posteriores al conflicto.

(…)

 

Los cambios repentinos en la gestión del conflicto pueden estar influidos por las presiones externas pero eso no impide que todos los elementos armados y militares conserven parte de sus capacidades y potencial para iniciar nuevas oleadas de enfrentamientos, y las retiradas de la capital Trípoli solo deben ser entendidas como movimientos provisionales. Por este motivo, la apertura del ámbito de la participación política contribuirá a contener la tensión de los movimientos ideológicos y a tratar las divisiones sociales y políticas que afectan al país.

 

Los movimientos políticos y militares que se están produciendo en estos momentos no indican con claridad cuál va ser el cauce político o el cauce de la lucha armada pero emiten señales sobre una tendencia a la estructuración de la lucha. Esos movimientos no pueden ser considerados una solución política sino más bien un reposicionamiento de cara a empezar una nueva etapa de lucha militar y política.

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