Abdelbari Atuán
Rai al Yaum, 27/07/2016
Las declaraciones realizadas ayer por dos grandes responsables de EE. UU. y Rusia apuntan a grandes cambios en la estrategia de los dos países en lo que respecta a la realidad política y de campo en Siria, que podrían tener repercusiones en todo Oriente Próximo:
- El representante permanente de Rusia en la ONU ha declarado en una entrevista (…) que Moscú cree que Washington no va a pedir la dimisión de Al Asad de forma inmediata ya que habría cambiado en cierta medida su postura a ese respecto. EE. UU. vería que Al Asad no tiene futuro político en Sira, pero no pediría su inmediata destitución (…).
- El ministro de Defensa de EE. UU. ha declarado que “se va a presionar a Daesh desde el sur de Siria reforzando nuestros duros esfuerzos actuales con la ayuda de nuestros socios en Jordania y separando las operaciones de Siria de las de Iraq”.
(…)
De estas declaraciones podemos entender que el tema de la permanencia de Al Asad ya no está en la lista de prioridades de las dos potencias a medio plazo y que la demanda de su destitución inmediata que mantiene la oposición de Riad y el señor Adel al Yubair molesta en Occidente y está teniendo consecuencias contrarias a las deseadas. El interés está puesto ahora en primer lugar en combatir al Estado Islámico que desencadena el terror y genera inestabilidad en capitales y ciudades de países integrantes de la coalición como Francia, Alemania o EE. UU.
(…)
La guerra se concentrará en los próximos días y semanas en el Estado Islámico. El titular de Defensa de EE. UU. ha apuntado a la apertura de un frente sur que se apoye en Jordania, y no se descarta que las tropas del llamado Nuevo Ejército Sirio partan de tierras jordanas hacia Der Zor y Raqqa, bastión del Estado Islámico, después de que EE. UU. anunciara el envío de 250 oficiales y soldados de las fuerzas especiales a esa zona. El antiguo plan estadounidense para recuperar Raqqa a través de ese Nuevo Ejército Sirio, entrenado en Jordania y Turquía y armado por Washington, fue un fracaso. Las tropas de ese ejército huyeron abandonando las armas en el primer choque con el Estado Islámico. ¿Funcionará el nuevo plan estadounidense esta vez por partir del sur y no del norte de Siria?
No tenemos una respuesta, pero sí sabemos que el Estado Islámico está menguando geográficamente tras sus derrotas en Ramada, Faluya y Palmira aunque sus operaciones terroristas están ganando terreno en Europa, EE. UU., Afganistán, Libia, Iraq (el atentado de Bagdad) y en Siria (el atentado de Al Qamishli) lo que indica que ha cambiado su estrategia de campo abriendo nuevos frentes en más lugares del mundo.
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