Hanán Yabili

Raseef22, 19/01/2020

 

Aunque han pasado diez años desde la revolución, muchos tunecinos siguen indignados por el aumento constante de la tasa de desempleo, del empeoramiento del nivel de vida y de los servicios públicos, lo que ha encendido la calle tunecina y ha hecho estallar protestas violentas que se han generalizado en la mayor parte de las provincias del país.

Las manifestaciones para exigir trabajo y una mejora de las condiciones de vida de los tunecinos siguen desde hace días, intercaladas por incendios, actos de vandalismo y robos de algunos locales comerciales en protesta por el toque de queda de cuatro de la tarde a las seis de la mañana decretado por el gobierno.

Las protestas se suceden desde hace dos meses en varias zonas del país, para pedir una mejora de las condiciones de vida y trabajo, coincidiendo con el décimo aniversario de la revolución que acabó con el antiguo régimen el 14 de enero de 2011 y que dio paso a una transición política que se enfrenta a desafíos económicos. No obstante, las protestas han evolucionado en cuanto a número y forma, entrado en juego el pillaje y los ataques a propiedades.

Las protestas comenzaron en la provincia de Siliana, al norte del país, el 14 de enero, con choques entre manifestantes que emplearon cócteles molotov incendiarios y miembros de las fuerzas de seguridad que lanzaron gases lacrimógenos. El detonante: el trato vejatorio dispensado por un policía a un pastor cuyo ganado pasaba delante de la sede de la provincia y que desató la indignación de la población y en redes sociales, lo que obligó a las autoridades locales a disculparse y a trasladar al policía.

Ese mismo día comenzaron las protestas en la provincia vecina de Al Kaf, donde se produjeron choques entre los manifestantes y la policía, extendiéndose luego a barriadas populares de la capital y del resto de las provincias.

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Algunos tunecinos consideran que estas protestas son una “revolución del hambre” ya que los jóvenes manifestantes se limitan a robar alimentos y artículos de primera necesidad. Otras voces sin embargo hablan de una movilización sospechosa detrás de la que se encuentran frentes por todos conocidos que no quieren que la experiencia tunecina funcione, y cuyo objetivo es que reine el caos y obstaculizar el proceso democrático.

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Para el escritor y analista político Farid al Olaibi se trata de protestas populares en las que hasta ahora han participado principalmente jóvenes desempleados víctimas de la emigración irregular, el abandono escolar y el tráfico de drogas, y que cuentan con un alto índice de participación dado el elevado número de detenidos. En su opinión esta movilización popular es resultado de la incapacidad del poder actual para cumplir sus promesas de generación de empleo y desarrollo local, y el hecho de que se ataquen puntos económicos, comerciales o de seguridad, amén del momento elegido, demostraría que no es una movilización espontánea.

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Viñeta de Willis from Tunis (Nadia Jiari). Fuente: Twitter

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