Vice News, 03/06/2015

El 9 de junio se cumple un año desde que el primer presidente electo de la historia de Egipto, Mohamed Mursi, fuese derrocado por el golpe de Estado del mariscal Abdelfatah Sisi. La oleada de represión que acompañó a la asonada contra el partido de Mursi y todo el entramado de asociaciones y empresas de los Hermanos Musulmanes les ha llevado a la clandestinidad más absoluta de sus ochenta años de existencia. Yahia Hamed, ministro de Inversión del gobierno de Mursi, nos atiende desde Ginebra antes de partir para Bruselas y en breve también viajará a Estados Unidos. No en vano es uno de los tres responsables de la nueva cúpula encargados de hacer llegar su mensaje fuera de las fronteras egipcias.
VICE News: Tras ser considerada en Egipto como organización terrorista ¿Qué estructura queda de los Hermanos Musulmanes?
Yahia Hamed: Hace cuatro meses se llevaron a cabo unas nuevas elecciones y se eligieron los nuevos miembros de la Oficina en el Exterior del los Hermanos Musulmanes. Esta oficina tiene como objetivo gestionar la crisis generada por el golpe de Estado del mariscal Sisi. Se trata de un proyecto político ambicioso, coordinándonos con el resto de fuerzas políticas y de la revolución con los que estamos trabajando en diferentes frentes. Hablamos de la fuerza que surgió de la revolución de 2011, aunque que no esté organizada pero sigue existiendo, son pequeñas organizaciones, pero si se juntan pueden conseguir algo grande. La revolución es más grande que los Hermanos Musulmanes o que cualquier otra organización, la revolución es de todos.

¿Cómo es el trabajo de su partido en Egipto una vez que les han desmantelado todas sus organizaciones benéficas y empresas?
Los Hermanos Musulmanes tienen más de 80 años. El éxito de la organización no es su capacidad de crear empresas o asociaciones sino su penetración en la sociedad, su integración real en el pueblo. Pueden cerrar 1200 asociaciones de beneficencia que llevan más de 60 años ayudando a la sociedad egipcia a superar la difícil situación que tienen, pero no pueden echar a los Hermanos Musulmanes del lugar que ocupan en la sociedad. Sobre este elemento se sustenta nuestra organización. Hemos rejuvenecido mucho la dirección en el último año y medio, los jóvenes son más del 65 por ciento de la nueva cúpula.

¿Vuestros seguidores se sienten defraudados tras el fracaso del proceso democrático? ¿Se pasan a opciones más radicales?
Es muy importante entender que los Hermanos Musulmanes siempre han tenido y tendrán una estrategia pacífica, es el régimen quien quiere que entremos en la violencia. Si entrásemos en ese juego solo complicaríamos más las cosas. Hemos visto como Siria, Libia o Yemen, cada uno con sus especificidades, no han logrado que triunfe la revolución mediante la violencia. Nosotros tenemos una estrategia inamovible sobre la violencia. Pero está claro que hay gente que fruto de la represión, las torturas o las muertes en las cárceles se está radicalizando. Hemos avisado de que esto sucedería y traería el mal a Egipto. La comunidad internacional debe tener presente que estos jóvenes son un caldo de cultivo perfecto para Estado Islámico. Son jóvenes que acudieron a las urnas y han visto como ese sistema ha sido desmontado para sustituirlo por detenciones y represión sin que Occidente pestañee. Creemos que este régimen va a caer a corto plazo pero antes va a generar más inestabilidad no solo en Egipto sino en toda la zona. Si Europa sigue apoyando este régimen tiránico y permite que siga pasando lo que ocurre ahora en Egipto pagará el precio en forma de barcos de la muerte que llevarán todos los meses miles de inmigrantes que huirán de la falta de futuro. Creo que lo que ocurre entre Libia e Italia es un buen ejemplo de lo que pasará.

¿Puede pasar en Egipto lo mismo que en Iraq donde el Daesh se ha aprovechado del caos creado por la represión del gobierno central contra manifestantes pacíficos?
Desde el primer día el régimen de Sisi ha seguido la estrategia de intentar vender que está luchando contra el terrorismo pero en realidad está creando más terrorismo. El gobierno egipcio ha matado solo en el Sinaí más de 1.200 ciudadanos egipcios entre ellos mujeres, niños y personas mayores y ha demolido 1.600 casas. Este es el mensaje que está lanzando el gobierno de Sisi y los europeos a la gente del Sinaí. Lo único que está generando esta política es más caldo de cultivo para los radicales. Si Europa y EEUU siguen apoyando a Sisi lo único que generarán será más inestabilidad en la zona. La gente en Egipto quiere democracia real, pero si seguimos así Egipto se convertirá en un estado fallido. No hay un proyecto económico ni político para el país, ni si quiera hay seguridad interna.

Si Egipto se convierte en un Estado fallido ¿podría repetirse allí en el escenario sirio?
Es una posibilidad que está encima de la mesa. Los Hermanos Musulmanes están en contra de esta evolución pero hay voces radicales que empiezan a sonar más alto. Por supuesto que hay gente que está dejando nuestra organización porque cree que nuestra política moderada es un fracaso después de tanta represión. Estamos convencidos de que el golpe de Estado va a caer, pero este golpe de Estado ha empujado a mucha gente a actuar más allá de toda lógica. Nosotros seguimos intentando convencer a nuestros seguidores y a todos los que quieren escucharnos que hay que seguir por la vía pacífica ¿pero hasta cuando podremos reternerles? Vamos hacia un escenario de caos donde ni el Estado ni los Hermanos Musulmanes podrán controlar la situación. Egipto puede terminar en una situación, no diré como Iraq o Siria porque cada país tiene sus especificidades, pero para ser suaves digamos que de inestabilidad que arrastrará a toda la región.

¿Cuál es su alternativa para salir de la situación actual? ¿Es verdad que tienen contactos con el gobierno?
No, no es verdad. Nosotros no nos dirigimos a los golpistas pero sí a todos los hombres libres de Egipto. Para empezar los golpistas deben irse inmediatamente y que se produzca una apertura política real, libertades reales y una democracia verdadera como la que logramos tras la revolución de 2011. Hay que implementar las exigencias reales de la revolución, empezando por devolver la libertad a la gente.

Esta entrevista está también disponible en inglés 

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