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Nureddín al Alaui

(…)

Hay un tipo de gobierno que se basa en el desgaste de la paciencia de la gente, a la que aburre e impone hechos consumados. Echar una cortina de humo es la expresión más adecuada para describir lo que ha estado haciendo nuestro gobierno, nuestro presidente y nuestros partidos después de las elecciones de 2014.

Cuando se presentó a las elecciones, Bayi, fundador de Nidaa Tunis, dijo que tenía un programa para el país en cuya elaboración habían participado cerca de mil expertos. También dijo que tenía cuatro gobiernos listos para empezar a trabajar y que solo tenía que elegir entre los profesionales geniales disponibles.

Sin embargo la imagen ahora es vergonzosa. Ese partido nos ha engañado a todos. La única actividad de lo que queda de ese partido (dos años después) se reduce a un único programa para maquinar una amnistía global y total de  la clase de empresarios corruptos creada en la era Ben Ali, que se escabulló durante la revolución para volver luego reptando a través de la creación y financiación de Nidaa Tunis, cuyas decisiones en una sola dirección también dirige.

Una reconciliación engañosa a costa de la justicia de transición para reciclar el proceso político a favor de esos ricos y con los mismos métodos de Ben Ali: el soborno político, la impunidad ante la ley gracias a la restauración de la red de la corrupción y el clientelismo en el interior, y la rendición a un capital transfronterizo (una economía manipulada, subordinada y no regulada, que no aspira a una independencia económica a través del desarrollo de profesionales).

La clase de los inversores en el sector del turismo se organizó tras el atentado de Susa y consiguió una condonación de deudas, una reducción de impuestos y ayudas para salvar la temporada turística. Se capitalizaron los bancos comerciales en quiebra, se condonaron deudas no avaladas e hipotecas y a sus propietarios no se les exigió cuentas (…). Se impidió tocar el tema de las fuentes minerales y energéticas que pasó a considerarse un secreto de Estado que no puede salir a la luz y al que no es posible acercarse (…). La Justicia convirtió a los hombres del antiguo régimen en líneas rojas.

(…)

En este momento de revisión de la trayectoria de la revolución no vemos que se esté trabajando para devolverle el prestigio al Estado o para construir un proyecto de sociedad. Solamente vemos maniobras diarias para que los ricos de Túnez vuelvan a controlar el país a su antojo, y cómo se está echando una cortina de humo ante las clases que tenían esperanza en un cambio pacífico. La sociedad tunecina profunda (y con ello me refiero a las clases sociales empobrecidas del campo y de los márgenes urbanos) solo tienen dos opciones en este momento : volver a obedecer al poder de esa clase o rebelarse completamente, volver a la calle y volcar la mesa a todos.

Si necesita una traducción de este artículo, puede solicitarla en el siguiente correo electrónico: contacto@fundacionalfanar.org

Pueden consultar más de 170.000 artículos de prensa árabe en español en el Fondo documental Al Fanar

Viñeta de Willis from Tunis

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