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El 17 de septiembre se celebró en Madrid la Conferencia sobre Estabilidad y Desarrollo en Libia, organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación para dar un impulso regional a los esfuerzos internacionales cuyo objetivo es la estabilidad de Libia. Aquí ofrecemos una selección de traducciones de artículos de opinión sobre la crisis libia publicados en la prensa árabe desde el pasado mes de mayo.

 

¿Esperamos a que se repita el escenario del EI en Libia?

Ozmán Mirgani, 04/09/2014, Al Sharq al Awsat

Las noticias no confirmadas aparecidas estos días en los medios de comunicación sobre ataques aéreos ejecutados por Egipto y Emiratos Árabes Unidos en Libia para impedir que los islamistas controlen la capital, Trípoli, han llamado la atención de todo el mundo e incluso Washington ha criticado implícitamente esos ataques. Egipto y Emiratos Árabes Unidos se precipitaron a desmentir estas filtraciones promovidas por Washington para poner en evidencia a esos dos países. Resulta raro que Washington, que interviene en todo el mundo sin consultar a nadie, criticase esos ataques aéreos. ¿Cómo es posible que EE. UU., que interviene en todo el mundo para protegerse, vaya criticando a dos países que también quieren protegerse de una amenaza terrorista? Emiratos Árabes Unidos hizo frente a un plan de los Hermanos Musulmanes para desestabilizar el país y cambiar el régimen de gobierno. Y Egipto está inmerso en una verdadera batalla con los Hermanos Musulmanes que no aceptaron que la calle, que en un principio les apoyó, se pusiera en su contra al descubrir su plan para hacerse en solitario con el poder. Estos países tienen derecho a estar preocupados porque el control de las milicias islamistas armadas sobre Tripolí puede despertar su deseo de controlar todo el país y de ampliar la arena de combate lo que dejaría a Egipto rodeado por el cinturón de los Hermanos Musulmanes por el oeste, el este y el sur.

La situación en Libia es confusa, preocupante y dolorosa. El caos que sacude al país al ritmo de las batallas entre las milicias enfrentadas es un golpe de Estado armado ejecutado por islamistas con apoyo de partes extranjeras. Porque fueron los islamistas libios quienes se negaron a reconocer al nuevo Parlamento electo y al gobierno de transición.

Los países árabes tienen más derecho que EE. UU. a mover ficha para evitar quedar a merced de los ataques terroristas. No pueden quedarse mirando cómo Libia se convierte en un Estado fallido inmerso en el caos total y la guerra civil, en un terreno fértil para extremistas que buscan sitios donde combatir e izar sus banderas negras. Lamentablemente la coyuntura árabe no es la adecuada para llevar a cabo una acción conjunta, pero eso no justifica quedarse de brazos cruzados. Necesitamos una fuerza árabe conjunta para hacer frente a los riesgos a los que se enfrentan los países de la región. Si no es posible crear esa fuerza a través de la Liga Árabe, que sea a través de la alianza de los países con potencial que desean mover ficha antes de que las llamas del caos se extiendan a otras zonas.

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¿Quién está ganando en Libia? Mapa de las principales fuerzas sobre el terreno

Abdessatar Hetita, 30/07/2014, Al Sharq al Awsat

Desde la caída del régimen del coronel Gaddafi en otoño de 2011, los gobernantes del nuevo Estado empezaron a perder los hilos del poder central lo que provocó la aparición de nuevos entes que rápidamente se transformaron en milicias y brigadas religiosas, regionales y tribales que podemos clasificar hoy, en función de la batalla actual por el aeropuerto de Trípoli, en cuatro grupos principales. De esos cuatro grupos, tres están enfrentados en este momento y el cuarto grupo se encuentra a la espera del momento oportuno para mover ficha. El primero es el grupo de los islamistas que está formado por más de veinte milicias dirigidas por personalidades pertenecientes a Al Qaeda y a los Hermanos Musulmanes. El segundo grupo es el de los liberales y los partidarios del Estado civil y controla el aeropuerto de Trípoli desde hace más de dos años. El tercer grupo es el de Ejército nacional que lidera Haftar. Y el cuarto grupo lo forman las principales tribus del país que todavía no han entrado en el combate.

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OPINIÓN. La batalla de Trípoli y el futuro del terrorismo en Libia

Saleh Ibrahim, 22/07/2014, Al Arab

El combate armado que se inició en Trípoli hace pocos días difiere de cualquier otro combate que se haya producido en Libia desde 2011 y la razón es que los resultados del actual combate pueden hacer que Libia deje de ser un Estado fallido e inestable para convertirse en un Estado que acoge actividades terroristas, que produce terroristas y financia sus acciones a nivel nacional, regional e internacional. El gran peligro de este combate es someter o tentar a las grandes tribus libias de acoger a los terroristas de Al Qaeda y Ansar al Sharía. La batalla de Trípoli enfrenta a la alianza de Misrata, Ansar al Sharía y los Hermanos Musulmanes contra Al Zantán, las tribus árabes y las fuerzas liberales, o sea contra la mayoría del pueblo libio, incluido el Ejército libio y los aparatos de seguridad del Estado. Si las milicias islamistas extremistas ganan esta batalla, se harán con el control de Trípoli y convertirán al país en un bastión del terrorismo.

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OPINIÓN. ¿Libia está haciendo un llamamiento a la OTAN?

Mohamed Farhat, 21/05/2014, Al Hayat

La situación ha estallado en Libia cuando el islam político militarizado no ha logrado paralizar la revolución libia ni secuestrar sus instituciones de transición.

El Ejército unió sus sectores para hacer frente a la Asamblea y a un gobierno débil, y la Asamblea encargó a una milicia islamista la defensa de Trípoli porque desconfíaba de esos sectores del Ejército que todavía no se habían incorporado al general jubilado, Jalifa Haftar, quien dijo expresamente que quería liberar a la revolución libia de los Hermanos Musulmanes y de Al Qaeda.

Tres años después el islam político se ha apoderado de la revolución libia y ha dispersado a sus miembros por los puntos neurálgicos de las administraciones públicas con el objetivo de conseguir lo que de otro modo se les resistía porque las votaciones han dejado claro que el pueblo libio que se deshizo de la dictadura de Gaddafi prefiere un sistema democrático y plural que preserve la unidad del país y los derechos de los diferentes grupos que forman parte de ese amplio Estado ubicado entre el desierto africano y el Mediterráneo.

Libia está en una encrucijada: o el país es salvado por su Ejército o pide otra vez ayuda a la OTAN. La Primavera Árabe ha dado a los Hermanos Musulmanes su dimensión real de secuestradores de revoluciones y obstaculizadores de avances.

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EDITORIAL. Se busca un dictador que acabe con los Hermanos Musulmanes en Libia

21/05/2014, Al Quds al Arabi

Las declaraciones del general jubilado Jalifa Haftar en las que afirma que el objetivo de su movimiento militar es limpiar Libia de los Hermanos Musulmanes desvela la realidad sobre la naturaleza de ese movimiento que está liderando una peligrosa contrarrevolución contra las instituciones legítimas primero con su ataque a Bengazi y luego con el ataque al Parlamento y el posterior movimiento de deserciones militares.

Haftar ha salido de debajo de la pancarta del «ataque a los elementos anatematizadores» (el nombre que suele usar para referirse a Al Qaeda y grupos hermanos) para colocarse debajo de la pancarta de «la limpieza de Libia de los Hermanos Musulmanes», lo que en realidad significa que quiere acabar con la revolución libia y romperla por la fuerza militar al estilo egipcio en vez de optar por un cambio pacífico que solucione los desacuerdos a través de la vía política al estilo tunecino.

A pesar de las semejanzas de la situación egipcia y la libia, como por ejemplo que las fuerzas islamistas libias han intentado apoderarse del poder en lugar de aliarse con la elite liberal y de trabajar con ella para gestionar el país, hay múltiples diferencias que hacen que el escenario del golpe de Estado de Haftar contra las instituciones legítimas libias tenga una débil legitimidad (…). A diferencia de Al Sisi, Haftar no tiene ninguna legitimidad política o militar que le otorgue el derecho a hablar en nombre de los libios.

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