Abdelbari Atuán
Rai al Yaum, 02/10/2016
Los grandes bufetes de abogados de EE. UU. empezaron hace meses a preparar las pruebas que presentarán en los tribunales para querellarse contra el gobierno saudí, emires de la familia real, empresarios y tal vez jeques de otros Estados del Golfo, en aplicación de la ley que aprobaron el Senado y el Congreso estadounidenses hace una semana, y que autoriza a los familiares de las víctimas del 11-S a recurrir a la justicia de su país para pedir indemnizaciones.
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El caso de las compensaciones por el 11-S es una preciada presa para estos bufetes de abogados (…) y no nos extrañaría que mañana mismo nos levantáramos ante centenares de denuncias contra el reino saudí en varios Estados de EE. UU. Lo más peligroso que destapa esta realidad es que no hay un lobby árabe o saudí en este país, pese a que los árabes, y más concretamente los del Golfo, son los Estados más ricos del mundo y tienen inversiones en EE. UU. por encima del billón y medio de dólares, y una tercera parte de ese capital es saudí.
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Los saudíes viven, como ya ha quedado claro, con una impresión errónea sobre el lugar que ocupan, sobre su poder de influencia, sobre la profundidad de su alianza con “el amigo” estadounidense, con la idea de que poseen armas y otras herramientas económicas para poder influir en EE. UU.; y ahora se ven “solos” y sin amigos frente al mayor “chantaje” económico de su historia o de la historia mundial.
Las reacciones saudíes a ese chantaje empezaron con un lenguaje de amenazas; oímos al señor Adel al Yubair amenazando con retirar centenares de miles de millones de las inversiones saudíes en EE. UU. si se aprobaba esa ley, pero el tono bajó en cuanto se aprobó la ley y Al Yubair desapareció del mapa completamente y no ha hecho ninguna declaración a este respecto, ni sobre ningún otro tema, en las dos últimas semanas.
Las autoridades saudíes están movilizando en estos momentos a ministros, diputados y mandos de la seguridad estadounidenses retirados, para formar un lobby que defienda a Arabia Saudí de este ataque legal chantajista; y ahí están, peregrinando a Riad de forma individual y en grupo para aprovechar la oportunidad y vender su mercancía al más alto precio, pero tal vez sea demasiado tarde.
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