Khaled_al Baih

 

Al Arab, 07/12/2018

 

Las autoridades de seguridad ponen en marcha una nueva campaña de detenciones que afectan a varios miembros del cuerpo docente de la Universidad de Jartum e impiden al profesorado y a los alumnos a que salga a manifestarse.

Dos profesores universitarios informaron de la detención de varios compañeros el domingo tras participar en las protestas contra el gobierno que suponen la mayor amenaza al poder del presidente sudanés Omar al Bashir.

Las detenciones se han producido en el marco de una nueva oleada de manifestaciones en la capital y en Wad Madani que responde a un llamamiento hecho por una coalición de colegios profesionales que piden la dimisión de Al Bashir. Se trata de la primera vez en la que salen a manifestarse en las protestas que comenzaron el año pasado esta institución de enseñanza, una de las más veteranas del país.

Sudán está viviendo protestas intermitentes desde que la indignación por la falta de alimentos y el aumento de los precios del pan desencadenara manifestaciones en la ciudad de Atbara, en el norte del país, el pasado 19 de diciembre.

Las fuerzas de seguridad han empezado gases lacrimógenos y a veces fuego vivo contra los manifestantes y han detenido a más de 2.000 personas. Según las autoridades, 19 personas entre ellas agentes de seguridad han fallecidos en las protestas mientras que Amnistía Internacional informaba la semana pasada de que según informes contrastados han muerto ya 37 manifestantes.

Testigos informan de que centenares de hombres y mujeres salieron a manifestarse el domingo desde tres puntos de la capital sudanesa con el objetivo de llegar al Palacio Presidencial en el centro de la ciudad pero las fuerzas de seguridad dispersaron a los manifestantes usando gases lacrimógenos y bombas de sonido. Hubo también manifestaciones en Wad Madani, la segunda ciudad más grande del país, que fueron disueltas con gases lacrimógenos. La participación en la movilización de ayer fue menor que en días anteriores.

Las protestas son el mayor movimiento opositor al que se enfrenta Omar al Bashir desde su llegada al poder a través de un golpe de estado apoyado por los islamistas que tuvo lugar hace 30 años.

La economía sudanesa tiene dificultades para recuperarse de los efectos de la pérdida de tres cuartos de su producción de petróleo, su mayor fuente de ingresos de divisas, desde la secesión de Sudán del Sur en 2011 que se quedó con la mayoría de los yacimientos de crudo.

EEUU levantó las sanciones comerciales a Sudán en octubre de 2017, pero los inversores se mantienen lejos de un país al que Washington mantiene en la lista de Estados promotores del terrorismo. Al Bashir está perseguido por la Corte Penal Internacional que le acusa de actos de genocidio en Darfur, acusaciones que el presidente sudanés niega.

 

Viñeta de Jáled al Baih

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