Caricatura de Doaa Eladl.

Mary H.

En plena calle, y ante la mirada de muchas personas, un hombre golpea violentamente a su mujer en el día de su boda, y a pesar de los gritos de la esposa humillada, nadie se atreve a ayudarla.

Desde el 18 de febrero el vídeo de ese acto circula en las redes sociales, haciendo sonar las alarmas y mostrando la dura realidad de muchas mujeres egipcias que sufren todo tipo de violencia sin poder conseguir ayuda.

Alegando que se trata de «un asunto familiar» porque el agresor es el marido, nadie ayudó a la mujer, quien se vio obligada a irse con su marido a pesar de que lo que quería era anular la boda y volver con su familia, según algunos testigos.  

Esta situación que ocurrió en Ismailía, una ciudad situada en el noreste de Egipto, ha generado mucha indignación y ha reabierto el debate sobre los derechos de la mujer y la carencia de leyes para protegerla de la violencia doméstica.

El vídeo, grabado por la periodista Amira Abdel Hakim, se hizo viral no solo en Egipto sino en otros países árabes, bajo el hashtag #عروس_الاسماعيلية (la novia de Ismailía), en una campaña que condena lo sucedido y que pide que se «endurezcan las penas» por delitos de violencia de género en el país árabe.

«Es una farsa que ofende a las mujeres no sólo de Egipto sino de todos los países árabes ¿Los egipcios se van a limitar hablar sin pasar a la acción jurídica? «, denuncia una internauta en Twitter.

Días después, el marido declaró a un medio local (Youm7) que «aquí es normal golpear a la esposa, que además es mi prima. Entiendo que en las grandes ciudades esto no puede pasar, pero aquí es algo normal». Y lo hizo con una sonrisa que provocó aún más indignación. 

En esa misma entrevista la esposa dijo estar muy sorprendida por la reacción de la gente ante lo sucedido. 

Algunos internautas opinan que el caso ha destapado la realidad de muchas mujeres de las zonas rurales de Egipto donde hay menos conciencia sobre los derechos de la mujer. Mientras, otros apoyan esta actuación ya que a su parecer los maridos tienen el poder de decidir sobre todo lo relacionado con sus esposas quienes «deben obedecer sin levantar la voz».

¿Más conciencia o más violencia contra las mujeres?

«La toma de conciencia de las mujeres está creciendo desde la revolución de enero del 2011. Con el paso del tiempo, están rompiendo tabúes, a lo que se añade movimientos como el «Me Too» egipcio. Todo esto  ha contribuido a reforzar el rechazo de las mujeres a la violencia», declara a Al Fanar Azza Solimán, abogada y directora del Centro para la Asistencia Jurídica a Mujeres Egipcias.

Solimán añade que «la violencia contra las mujeres en Egipto también está aumentando como muestran las redes sociales un día tras otro».

Ante la falta de estadísticas oficiales, no es posible tener cifras de violencia de género en este país árabe, pero todo apunta a que va en aumento en medio del silencio del gobierno que debe emprender acciones más serias y endurecer las penas para acabar con la impunidad.

«La presidenta del Consejo Nacional para las Mujeres en Egipto, Maya Morsi, ha comentado los hechos de Ismailía en su cuenta de Facebook hablando de falta de moralidad pero sin mencionar ninguna herramienta para hacer frente a la violencia de género, como si no tuviera poder para actuar», lamenta Solimán.

La abogada asegura que «se necesita un sistema legislativo que incluya acciones para ayudar a las mujeres maltratadas, brindarles la protección necesaria, y ofrecerles lugares de acogida con acceso a todo tipo de ayuda incluyendo la psicológica».

 

Las costumbres y tradiciones de Egipto contribuyen a la justificación de la violencia contra mujeres

En una sociedad que otorga al hombre más poder y privilegios, hay mujeres sometidas al sistema patriarcal y obligas a obedecer a los hombres de la familia, corriendo el riesgo de padecer todo tipo de violencia en caso de oponerse.

Yo misma, crecí en el sur de Egipto, sin ningún derecho o poder sobre mi destino o mi cuerpo, algo que en mi caso cambió al hacerme adulta, pero allí hay aún mujeres que viven en el círculo vicioso, en el que al ver a sus madres maltratadas por sus padres, ellas mismas entran en  la rueda y lo aceptan de sus maridos como una realidad.

«Las costumbres y tradiciones son cómplices y normalizan la violencia contra nosotras» añade Solimán quien denuncia la idea de que las mujeres sean consideradas «una propiedad primero del padre y luego del marido».

En un país donde el feminismo está estigmatizado, se necesita más apoyo social para luchar contra la violencia de género, defendida a veces por las propias mujeres que creen en la superioridad del hombre.

Nawal El Saadawi, la famosa escritora, activista y feminista, que murió el año pasado, sufrió ese estigma a lo largo de décadas, por su batalla contra la mutilación genital femenina o para liberar a las mujeres del sistema patriarcal.

Cabe mencionar también que las defensoras de los derechos de la mujer corren el riesgo de ser investigadas o perseguidas por el gobierno egipcio bajo la acusación de recibir “financiación extranjera”.

En las películas, series y telenovelas, se ensalza la superioridad del hombre como es el caso de la película Taymur wa Shafica (2007) de la famosa actriz Mona Zaki, cuya protagonista tiene que sacrificar su carrera como ministra para complacer al marido.

El ejemplo más reciente lo hemos visto en un canal saudí dirigido al público egipcio, en el que una presentadora salió defendiendo la reconciliación en el caso de Ismailía, alegando que el papel de la mujer es contener al hombre cuando se enfada, y elogiando a la esposa por no haber pedido el divorcio.

La presentadora fue criticada por su llamada a tolerar violencia, por lo que tuvo que salir a disculparse públicamente, aunque muchos hombres y algunas mujeres la apoyaron y alabaron  defendiendo que prefieren seguir casadas en un momento en el que la tasa del divorcio sigue aumentando en el país. 

Mary H.*, es periodista egipcia

 

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