Abdeluahab Badraján

Al Hayat, 15/06/2017

 

En las últimas semanas se han producido cambios profundos en el mapa militar de Siria como consecuencia de la transformación y reestructuración de las relaciones entre los países que apoyan a las facciones opositoras y esas facciones. Muchas posiciones en Damasco, Guta, Homs y Hama han pasado a manos del régimen sin combates ni discrepancias o incluso con la coordinación, hasta ahora imposible, entre Hezbolá y el Frente Al Nusra (se llamen como se llamen).

 

Los enfrentamientos entre la oposición y el régimen (con las milicias iraníes) se reducen en este momento a dos frentes, a saber, Daraa y Guta este. Esta última área se supone que es una de las zonas de “reducción de la tensión” propuestas por Rusia en el acuerdo con Turquía e Irán, pero ahora está intentado ser recuperada por el régimen sirio que querría hacer lo mismo con Daraa. Esto es lo que propone Moscú en contactos que se están celebrando en Jordania con EE.UU.  y que se apoyan en la premisa de que el visto bueno estadounidense a no oponerse al ejército regular sirio no pone como condición la no oposición de este ejército a las facciones opositoras consideradas moderadas presentes tanto en Daraa como en Guta. Pero parece que Washington tienen una estrategia integral para denegar las peticiones de Moscú o para arrancarle su visto bueno a la creación de una “zona de seguridad” en el sur.

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