Gassán Charbal

Al Sharq al Awsat, 08/10/2017

 

Vladimir Putin se han desenvuelto con una destreza inusual. Ha convertido la crisis siria en una oportunidad rusa. Podemos decir que se ha portado como un gran cazador. El tiro falla si uno se adelanta o si se retrasa, hay que saber disparar en el momento adecuado (…)

 

Putin esperó a que el régimen sirio se acercara al borde del abismo para tenderle la mano y salvarle a través de una intervención militar de seguridad directa. Y desde ese momento no se puede crear una solución que no lleve la huella del presidente ruso. Establecer zonas de seguridad no fue posible en la era Obama y no es posible en la de Trump, al menos hasta ahora. Pero Putin ha aprovechado el momento. Ha buscado el punto de atracción de la Administración Trump, los países vecinos de Siria, los actores regionales y la comunidad internacional. Y su opción han sido las “zonas seguras” o las zonas “de menor escalada” según la delegación de Astana.

 

Las “zonas de seguridad” fue una demanda de la mayor parte de actores o partes concernidas en lo que está pasando en Siria, aunque difirieran en cuanto a su lectura sobre las fronteras y la naturaleza de esas zonas y lo que debería suceder después de quedar establecidas. Turquía, Jordania y Líbano tienen un interés real en que se creen este tipo de zonas. Estos países sentirán que los refugiados sirios ya no van a ser una carga permanente. Esas zonas también abrirán el expediente del regreso  de los sirios a sus casas, o a lo que queda de ellas.

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