Artículo de Ali Bensaad publicado por Orient XXI
Francia, Rusia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Qatar. Varias potencias extranjeras contribuyeron en la constante degradación de la situación en Libia. Al favorecer las opciones militares en perjuicio de alternativas políticas, hicieron que volvieran a ponerse de pie las bases del antiguo régimen. Explicación de un fiasco diplomático, mientras el mariscal Hafter relanza su ofensiva sobre Trípoli con el apoyo cada vez más activo de potencias extranjeras, incluida Francia.
En Libia, las diferentes injerencias extranjeras justifican su presencia por el caos en el que naufragó el país, que sería el punto culminante de un fracaso de la política frente a la violencia y la fragmentación libia. El punto muerto de las diversas iniciativas políticas para remediar la situación y asegurar una transición consensual y pacífica, así como la perpetua discordia entre las élites, confirman ese fracaso. En algunas potencias extranjeras, ese cuadro alimentó la tentación de la solución militar y la confianza en un «caudillo».
Sin embargo, si hay un fracaso de la política, es por haber sido eliminada desde el comienzo mismo de la transición. Su ausencia misma es lo que explica el fracaso de la transición en Libia.
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