“Tu visión esta completa pero tu cuerpo no lo está. Fragmentos de él permanecen perdidos en el viento, en los tejados de las casas de los vecinos y en los archivos de investigación. Tus restos no son trozos de carne quemada. Son Acre, Haifa, Jerusalén, Tiberíades y Jaffa. Bendito sea el cuerpo que se esparce en ciudades”.

Con estas palabras el poeta Mahmud Darwish elogió a su amigo Gassán Kanafani, escritor y activista palestino considerado uno de los escritores árabes más importantes del siglo XX que fue asesinado por el Mossad (agencia de inteligencia israelí) en la capital libanesa, Beirut, el 8 de julio de 1972. Hoy, cuarenta y nueve años después de su asesinato, su nombre aún pervive en la memoria de los pueblos oprimidos, en especial en la del pueblo palestino.

Mural con el retrato de Kanafani y una de sus frases: “No moriré hasta sembrar sobre esta tierra mi paraíso”

Vida y muerte

Kanafani nació el nueve de abril de 1936 en Acre, Palestina, donde vivió hasta 1948, cuando tuvo que huir con su familia, al igual que miles de familias palestinas, a raíz de la expulsión forzosa que se conoce como Nakba, que en árabe significa “desastre” o “catástrofe”. Kanafani y su familia huyeron al sur de Líbano y posteriormente se asentaron en Damasco, Siria.

En Siria estudió literatura en la Universidad de Damasco, lugar donde inició su actividad política. Con 17 años se unió al Movimiento Nacionalista Árabe, Harakat Al Qawmiyyin Al Arab, y después al Frente Popular de Liberación de Palestina   Al Yabha Al Shaabiyya li Tahrir Filastin (FPLP). Más tarde trabajó como profesor en la UNWRA (La Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente), experiencia que le acercó a la realidad en la que viven los refugiados palestinos, en especial los niños, dentro de los campamentos. Todo esto influiría más adelante en sus escritos dedicados a la causa palestina.

Ghassán Kanafani. Fuente: Egypt Today

Kanafani emigró a Kuwait en 1955 donde ejerció como periodista. Ahí fue donde inició su actividad literaria con su primer cuento, “La camisa robada”, por el que ganó el primer premio en un concurso literario. Más tarde se trasladó a Beirut, donde trabajó de periodista en el periódico Al Muharrar y como redactor jefe del diario Al Hurriya, además de ejercer como portavoz oficial del Frente Popular de Liberación de Palestina.

El 8 de julio de 1972, con 36 años, fue asesinado por los servicios secretos israelíes junto a su sobrina de 17 años con un coche bomba.

Literatura de resistencia

A parte de su actividad periodística, Kanafani escribió una gran cantidad de obras narrativas (cuentos y novelas), que se centraron en el sufrimiento y el exilio del pueblo palestino. En su legado dejó cuatro novelas completas y tres de ellas inacabadas, cincuenta y siete relatos breves (recogidos en cuatro recopilaciones), tres obras de teatro completas y una incompleta, tres ensayos literarios y multitud de artículos de prensa.

Entre sus novelas más famosas se encuentran “Hombres en el sol” (1963); “Lo que nos queda” (1966), “Umm Saad” (1969), “Retorno a Haifa”, “Beirut” (1970). En cuanto a sus cuentos destacan “Muerte en la cama nº 12” (1961), “La tierra de las naranjas tristes (1963)”, “Sobre hombres y rifles” (1968), “La camisa robada y otras historias” (1982).

Finalmente, entre sus ensayos más destacados están “Literatura de resistencia en Palestina ocupada 1948-1966”, “Sobre la literatura sionista”, y “Literatura Palestina de resistencia bajo la ocupación 1948-1968”.

Adil Al Osta, profesor de literatura en la Universidad Al Nayah en Nablus, apunta en un reportaje de Al Jazeera (léase al Yazira) que Kanafani fue el primero en presentar la nación árabe a los poetas y escritores de la resistencia, incluso habló sobre algunos de ellos como Mahmud Darwish y Murid Barghouti (léase Barguti). El propio Mahmud Darwish afirmó: “Cuando Kanafani nos llamó escritores de resistencia, no sabíamos que estábamos escribiendo literatura de resistencia, pero estábamos escribiendo literatura en la que expresamos nuestra realidad”.

La obra de Kanafani constituye, además de una denuncia de la situación del pueblo palestino, una reclamación de identidad y la construcción de una nación como consecuencia del desastre del 48. Por ello, la palabra de Kanafani, al igual que la de muchos otros artistas y escritores palestinos, se vuelve una forma de resistencia ante la represión de la ocupación israelí, tal vez mucho más poderosa que cualquier arma. Como bien dijo Nadine Sayegh en su artículo publicado en Al Araby Al Yadid:

“Las influencias culturales se consideran tan peligrosas como el poder político a los ojos de las fuerzas especiales israelíes (…) el clamor y el testimonio son el resultado absoluto de una población sometida a coacción y se manifiesta, en cierto modo, mediante lo que se considera arte y resistencia política estética”

El asesinato de Kanafani tenía como objetivo silenciar su activismo, sin embargo, supuso un impulso para la difusión de su literatura en todo el mundo y de esta manera se dio a conocer el sufrimiento y la lucha del pueblo palestino.

“Los adultos lo amaban y los jóvenes crecieron amándolo” afirma el novelista palestino Yahya Lkhlef (léase Yahia Lejlef) en un informe de Al Jazeera “Llevó la causa palestina a las profundidades de la ética global y cultural y se convirtió en un símbolo inmortal de la literatura de resistencia y libertad en todos los niveles, palestino árabe y humano”.

 

Taima Dehni. 13/07/2021

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