Palestine Music Expo ofrece una plataforma a los grupos palestinos para que su sonido llegue al resto del mundo

 

 

PMEXPO

 

Tessa Fox

 

Publicado originalmente en Middle East Eye el 13/4/2018

 

En los jardines del Gran Park Hotel de Ramalá, el grupo de hip-hop autóctono Sawa Sawa toma el escenario en una carpa rebosante de energía y luces. Los cuatro raperos del grupo actúan ante un público de jóvenes palestinos que han viajado desde otros puntos de Cisjordania y algunas ciudades en Israel, como Haifa, para ver el concierto del grupo en el Palestine Music Expo (PMX).

 

Esta segunda edición del festival, del 11 al 13 de abril, busca dar a los grupos palestinos una plataforma donde tanto los grupos establecidos como las nuevas promesas de la música palestina puedan dar conciertos ante representantes de la industria de la música internacional.

 

“La idea es traer a la gente de los campos de refugiados, las ciudades y los pueblos y juntarlos a todos en un sitio” explica Mohamed Hammud de Sawa Sawa, alias Hamudy, de 22 años, que vive en el campo de refugiados de Shufat en Jerusalén. “Todos tenemos una identidad. Somos palestinos.”

 

Los músicos también pueden participar en talleres donde expertos de la industria les dan consejos para seguir con su brillante trayectoria en la escena local.

 

Los miembros de Sawa Sawa, que significa juntos en árabe, formaron la banda en el verano de 2017, explica Hamudy. La banda quiere difundir un mensaje de solidaridad en toda Palestina, en un momento en el que la tensión entre las diferentes facciones palestinas está aumentando. Otro miembro del grupo, Fadi, piensa que la ocupación israelí dificulta la unión de los palestinos debido a la falta de libertad de movimiento.

 

Juntar a la comunidad

 

El mensaje de Sawa Sawa está en armonía con el concepto que promueve PMX. Muchos de los grupos que tocan este año vienen de “ciudades del 48”: ciudades que fueron ocupadas por Israel tras la Nakba (catástrofe) de 1948 cuando se creó el estado de Israel y cientos de miles de palestinos se convirtieron en refugiados.

 

El festival también es una manera de juntar a músicos palestinos, a pesar de que el muro construido por Israel los separe. Según la organización de derechos humanos israelí B’Tselem, el 85% del muro atraviesa territorio palestino en lugar de la “línea verde”, la frontera de 1967. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución en 2003 en la que decía que el muro viola el derecho internacional.

 

Durante la noche de la inauguración, también se proyectó un vídeo de una actuación del rapero palestino MC Gaza, rodado durante las protestas de la Marcha del Retorno, que reivindican el derecho de los palestinos a regresar a las tierras de las que fueron expulsados en 1948.

 

Rodado mientras los manifestantes prendían neumáticos para crear una nube negra que les ocultase de los francotiradores israelíes, el vídeo no solo muestra la dificultad de ser músico en Palestina, sino también por qué la música puede servir de catarsis para la población que vive bajo la ocupación.

 

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Un grupo de profesionales de la industria de la música, principalmente del Reino Unido, viajó a Palestina para ver el festival del año pasado. Esto les permitió conocer a los músicos del lugar y compartir sus conocimientos. Isla Angus organiza conciertos para ATC Live, una agencia independiente de Londres que representa a artistas como Mac Demarco o Aldous Harding. Angus estuvo en la anterior edición del festival y como lo “pasó genial”, ha vuelto este año.

 

También habló de la importancia de apoyar una escena musical sostenible en toda Palestina. “Se trata de ayudar a la industria musical palestina en ciernes a construir sus propias redes profesionales” explica.

 

Encontrar las herramientas para desarrollarse

 

Caius Pawson, fundador de Young Turks, una discográfica independiente británica, casa de artistas como FKA Twigs, también estuvo en el PMX. “Lo que más me sorprendió fue lo desarrollada que está la escena musical y la estructura de la que disponen estos artistas. Ya es una industria floreciente” afirma.

 

Pawson cree que la música palestina puede seguir creciendo. “Desde las bases, necesitas que haya una escena, necesitas a artistas que sepan trabajar juntos y establecer redes de apoyo” dice, en alusión al mensaje de Sawa Sawa. También habla de la necesidad de contar con espacios y licencias adecuadas, para que los miembros de esas redes locales se puedan juntar y trabajar juntos.

 

Este es uno de los grandes problemas en Palestina, según Hamudy. “Queremos transmitir un mensaje y lo que no se puede hacer sin contactos” explica.

 

Yowan Safadi es el líder del grupo árabe de grunge Fishsamal de Haifa. Su música es más dura y fuerte que las de muchos de los grupos que tocan en el PMX 2018. “Encontrar un lugar apropiado para un concierto de punk rock o loud music es muy difícil. También es difícil encontrar a técnicos adecuados para la mesa de sonido, porque todo es nuevo” cuenta Safadi. “Toda este rollo, esta apertura a diferentes tipos de música es reciente, de los últimos 10 años” añade.

 

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Oportunidades, restricciones

 

Safadi describió el PMX del año pasado como “un momento clave para mucho músicos palestinos”. Los artistas pueden aprovechar esta oportunidad para llevar su música al extranjero, al conocer a representantes de la escena musical internacional, discográficas y agencias.

 

Según Rami Yunis, cofundador de PMX, nueve de los veintiún grupos que tocaron en la anterior edición del festival firmaron acuerdos con discográficas. “Una pasada” exclama.

 

Muchos de los grupos fueron también fichados por agencias. TootArd, un grupo de los Altos del Golán, que toca una mezcla de blues, psicodelia y reggae, firmó con Isla Angus de ATC Live para tocar una serie de conciertos alrededor el mundo.

 

“Cuanta más gente tengamos tocando en Europa, más gente se animará a meterse en el mundo de la música aquí en Palestina” añade Younis. Pero incluso teniendo una agencia, las giras no son fáciles de organizar. Parte se debe a las restricciones a la libertad de movimiento, incluso para los residentes de zonas ocupadas como los Altos de Golán. Aquellos que viven en la Franja de Gaza tan apenas han salido de ella.

 

“Lo que lo suele hacer más fácil es organizar primero los conciertos. De este modo, reciben cartas de invitación y a partir de ahí los visados. Sin un buen número de conciertos confirmados es imposible conseguir un visado para ningún país” informa Angus. “En muchas partes del mundo, lo esencial es ganar dinero con las giras. Aquí, por la situación geográfica [y política], las oportunidades de ir de gira son bastante reducidas” añade.

 

Música bajo la ocupación

 

Como señala Sadafi, de Fishsamak, también hay pocos fondos gubernamentales para la cultura. “Todo lo que hacemos aquí es underground. El Estado no tiene nada que ver” dice Sadafi. “No recibimos de la Autoridad Palestina ni tampoco de los israelíes, principalmente por motivos ideológicos, pero también porque no queremos someternos a límites y condiciones. No queremos seguir sus esquemas, básicamente. Todo lo que queremos hacer, tenemos que inventárnoslo”.

 

Las dificultades constantes a las que se deben enfrentar los palestinos también han impuesto ciertos límites a la escena musical. “La agitación constante no permite a la gente establecer unos sistemas culturales de apoyo. Estoy seguro de que la gente tiene cosas más importantes en las que pensar que el arte” expone Pawson. Yunis se hace eco de esta preocupación: “Cuando una nación está ocupada, tienes que establecer prioridades y te preocupas por salir adelante”. Sin embargo, Pawson cree que si las condiciones lo permiten, se podrá crear algo fantástico: “Imagino que los artistas palestinos tienen mucho que decir”.

 

A pesar del grave impacto de la ocupación israelí en la vida de los palestinos, muchos de los profesionales que acudieron al PMX quieren ver a los músicos palestinos solo por su música, sin dejar que las circunstancias los definan. “En el fondo, PMX trata de afianzar la escena musical palestina, así que, en teoría, no habría por qué saber nada de la situación política; solo habría que ver a los grupos y pensar en qué se puede hacer con cada artista” afirma Angus.

 

Traducido del inglés por Leandro James Español Lyons en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.

 

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