Emad Hayyach

Rai al Yaum, 01/02/2017

Abdelbari Atuán

No esperábamos que la decisión racista de Donald Trump de impedir la entrada de los ciudadanos de seis Estados islámicos a Estados Unidos fuera a recibir el apoyo de dos países árabes, a saber, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, cuando las manifestaciones de protesta se extienden por muchos países europeos y EE.UU., donde legisladores y varios Estados están desafiando la medida que ha provocado la dimisión de 90 funcionarios del Ministerio de Exteriores.

Seguramente ha habido coordinación de los gobiernos de Arabia Saudí y EAU como resultado de sendas llamadas de Trump al monarca saudí y al heredero al trono del emirato de Abu Dabi, que es también el vicecomandante de las Fuerzas Armadas emiratíes, el sábado pasado.

El ministro de Energía saudí nos ha dejado pasmados al decir hoy en una entrevista concedida a la BBC que “EE.UU. está en su derecho a garantizar la seguridad de su pueblo y protegerse de los peligros a los que se expone” y que las relaciones de Riad y Washington “son muy estrechas y solo es posible trabajar de forma conjunta en las cuestiones económicas y estratégicas”.

La segunda conmoción, no menos leve, ha llegado de manos del ministro de exteriores de EAU, quien en una rueda de prensa conjunta con su homólogo ruso, ha dicho hoy que (…) la decisión de EE.UU es soberana, y que “se está intentando dar la impresión de que la medida va dirigida contra todo Oriente Próximo, una idea que desmienten las declaraciones de la propia Administración estadounidense según las cuales la medida no va dirigida contra ninguna religión en concreto”.

Si se trata de una decisión “soberana” ¿Por qué no ha sido aplaudida por los países europeos, por ejemplo? ¿Por qué más de dos millones de ciudadanos británicos han firmado un escrito en el que piden que no se permita la visita de Trump a Gran Bretaña por ser una persona non grata? La medida racista de Trump se contradice totalmente con la Constitución estadounidense que está en contra de la discriminación étnica, religiosa o ideológica (…)

La lista de Trump, quien se está preparando para trasladar la Embajada de EE. UU. a la ciudad ocupada de Jerusalén, es un “castigo colectivo” a países islámicos y sus políticas son la forma más abominable de terrorismo además de munición para que los grupos terroristas recluten a centenares o miles de jóvenes musulmanes.

Cuando el Congreso estadounidense promulgó la Ley JASTA (que permite a las víctimas de los atentados del 11-S querellarse contra Arabia Saudí para pedir indemnizaciones), bien que pidió el gobierno saudí solidaridad a todos los países islámicos (…) ¿Por qué no se solidariza ahora con esos siete países vetados por Trump, entre los que se encuentra Sudán, país miembro de la coalición árabe que lidera Riad y cuyas tropas luchan codo con codo con las saudíes en Yemen?

Viñeta de Emad Hayyach para Al Arabi al Yadid

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