Emad_Hayyach_ARY_Mohsen

Ali Anuzla

Al Arabi al Yadid, 02/11/2016

Sí, la gente ha vuelto a salir a la calle, las plazas se han llenado de manifestaciones y las gargantas de cantos de alegría. No es un deseo ni una visión, sino la realidad de lo que vivieron las calles marroquíes el domingo 30 de octubre cuando miles de personas se manifestaron en más de 40 ciudades y pueblos de Marruecos en contra de la injusticia y la “hogra” (humillación) que esta vez afectó a un ciudadano marroquí llamado Mohsen Fikri.

(…)

Las repercusiones de la muerte de Mohsen fueron imprevistas, y Marruecos no ha visto manifestaciones similares desde la “movilización popular” de 2011, o la versión marroquí de la Primavera Árabe. Los habitantes de la pequeña población de Alhucemas obligaron a su prefecto (gobernador), que es el primer responsable administrativo de la ciudad y el representante del rey, es decir, el representante de la Fiscalía General en la localidad, a bajar a última hora de la noche  para hablar con los manifestantes.

Aquella larga noche, y durante el día siguiente, el “pueblo del Facebook” como lo llaman los marroquíes, se puso en movimiento; la decisión de manifestarse en más de 40 localidades fue de los activistas habituales de esa red social, y el funeral del conocido ya en Marruecos como “mártir de la humillación” fijó la cita. En todas las manifestaciones hubo una ausencia casi total de los agentes de seguridad, tal vez para evitar roces con los indignados manifestantes, y por lo tanto las manifestaciones transcurrieron de forma pacífica, incluso el cortejo fúnebre de cinco kilómetros donde no hubo miembros de policía.

Todas las manifestaciones de protestas por este lamentable incidente, cuyas causas el monarca marroquí ha ordenado investigar para que se castigue a los implicados, transcurrieron al ritmo de un gran lema, “No a la humillación”, una humillación que no es la primera vez que siente el ciudadano marroquí como resultado de la falta de respeto de sus derechos, de las injusticias que comenten contra él los responsables del poder (…). El pasado mes de abril una vendedora de tortas de harina se quemó a lo bonzo hasta la muerte para protestar porque la policía le había confiscado la mercancía que vendía y cuyo capital no superaba los 22 dírhams (poco más de dos euros). Entonces, como ahora, las redes se movilizaron en solidaridad con aquella mujer y las autoridades prometieron abrir una investigación sobre ese hecho lamentable y perseguir a los responsables, pero nada de aquello se cumplió.

Muchos ven el caso de Marruecos como único y excepcional ya que el país logró cruzar la tormenta de la Primavera Árabe con las mínimas pérdidas y daños. Y eso es cierto en gran medida si comparamos Marruecos con la trayectoria de otros países de la zona. Sin embargo, la mentalidad previa a esa Primavera Árabe sigue presente en el aparato del Estado profundo y es difícil acabar con ella sin imponer un estado de derecho, sin romper con las políticas de impunidad (…). El mensaje más importante de los manifestantes es que recordarle a quienes gobiernan que el viento de esa primavera sigue soplando, y que después de cada otoño la primavera vuelve a florecer.

Si necesita una traducción de este artículo, puede solicitarla en el siguiente correo electrónico: contacto@fundacionalfanar.org

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Viñeta de Emad Hayyach para Al Arabi al Yadid

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