Abdelbari Atuán
Rai al Yaum, 18/07/2016
Aumentan las teorías de la conspiración en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales que ponen en entredicho la veracidad del golpe militar de la pasada noche del viernes para el sábado en Tuquía, una tentativa fracasada para derrocar al régimen del PJD liderado por Erdogán, y que ha ganado cuatro veces desde 2002 en elecciones libres y transparentes.
No podemos decir hasta qué punto son ciertas tales teorías no porque la mayoría de ellas provengan de frentes opositores, sino porque los datos sobre el golpe de los que disponemos hasta ahora y las circunstancias que lo rodean son pocos y poco claros, porque se contradicen en muchos casos y porque proceden de un solo frente que no es independiente; no obstante hay varios puntos en los que detenerse.
(…). Si consideramos que lo del viernes fue un golpe militar, una definición que en nuestra opinión está llena de errores, deja clara la estupidez de sus ejecutores y que son unos aficionados, lo que explica que se controlara en pocas horas, que se haya detenido a la mayor parte de los implicados, o de simpatizantes, dentro y fuera de las Fuerzas Armadas.
El pueblo turco ha desempeñado un papel importante en el fracaso del golpe porque no quiere volver atrás, a cuatro experiencias de gobierno militar, y defiende un gobierno civil (…). Cuando se trata de elegir entre una mala democracia y una dictadura militar los turcos han elegido lo primero, pese a sus muchas observaciones; esto explica que la mayor parte de los partidos políticos de la oposición turca se hayan posicionado en contra de golpe, detrás de Erdogán y su gobierno, que es mucho menos malo que un gobierno militar.
El éxito del golpe de estado hubiera sido una tragedia para Turquía, hubiera traído un caos sangriento y habría tirado a la calle a millones de partidarios de Erdogán y de islamistas repitiendo lo sucedido en Libia y Siria, y desencadenando una guerra civil de años o décadas que acabaría con el fin del país y su división. Pese a esto no significa aceptar sin condiciones la creciente dictadura de Erdogán, darle luz verde para que aumente sus competencias constitucionales, cambiar el régimen de parlamentario a presidencial, consolidar todo el poder en su mano, avanzar en sus políticas actuales que han puesto al país en una coyuntura peligrosa a nivel regional e internacional.
(…)
Tenemos miedo e inquietud por Turquía al ver imágenes que reflejan una tendencia revanchista sangrienta, lo que no significa que estemos en contra de que se castigue a los implicados en el golpe (…) el origen de nuestros temores está en ese revanchismo, porque ¿qué culpa tienen esos miles de jueces que han sido eximidos de su cargo? ¿Acaso tomaron las armas, condujeron aviones de guerra o tanques durante ese golpe que solo duró unas horas? ¿Cómo se supo quienes eran y se les implicó en lo sucedido en apenas medio día? Parece que había intenciones previas de expulsarles del poder judicial, y que se empleó el golpe y la amplia oposición popular como una tapadera, como una luz verde.
(…)
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Viñeta de Saad Hayu
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