Amyad Rasmi_sh

 

Hasán Abbás (redactor de asuntos políticos en Raseef22)

 

Raseef22, 31/12/2018

 

El año 2018 acaba con la decisión “imprevista” del presidente Donald Trump de ordenar la retirada de las tropas estadounidenses desplegadas en el noreste de Siria.

 

Esta decisión no se toma fuera de contexto ya que Trump había declarado que no quería que las tropas de su país participaran en “las guerras de los demás”, pero no se preveía puesto que se trataba de un despliegue “simbólico” en las zonas bajo control de las Unidades de Protección del Pueblo kurdas con solo 2.000 soldados cuya presencia no era tanto participar en guerras como trazar las zonas de poder. En la cabeza de Trump giraban muchas ideas antes de tomar la decisión a la cabeza de las cuales estaba su deseo de mostrarse como un presidente que se opone al derramamiento de sangre estadounidense más allá de sus fronteras y la complejidad de la relación de Washington con una Turquía miembro de la OTAN que cada vez está más cerca de los rusos. No obstante, a nivel local se trata de un mensaje que no se pretendía lanzar, aunque su contenido es fulminante, a saber, que no se puede depender de Washington ni confiar en una alianza a largo plazo con EEUU. A las tropas kurdas sirias no les resultó difícil entender ese mensaje y por eso sus portavoces se apresuraron a hacer unas declaraciones con las que parecía que se estaban echando a los brazos de Rusia y del régimen sirio. Los kurdos sirios pensaban que eran la excepción y no habían aprendido la lección que sí habían aprendido sus primos en Iraq cuando las tropas iraquíes y las milicias Al Hashd al Shaabi entraron en Kirkuk en octubre de 2017: EEUU no protege a sus aliados y puede deshacerse de ellos en cualquier momento.

 

(…)

 

Los regímenes árabes en contra de la penetración iraní en Oriente Próximo solo han recibido de Trump twitters de tono subido que subieron la adrenalina de algunos responsables árabes pero sobre el terreno quedaron en nada. Por eso precisamente, 2018 ha terminado con la sorpresa de la normalización de relaciones de los del Golfo con el régimen sirio, una normalización que se concreta con la apertura de la Embajada de Emiratos Árabes Unidos en Damasco y la reanudación del trabajo en la Embajada de Bahréin allí.

 

Los del Golfo saben que sus intereses no los consiguen a través de mediación y que deben volver a las ciénagas de la región como hicieron antes, al igual que todos, aunque volvieron en un momento en el que sus rivales locales tenían las manos muy largas.

 

Quienes se oponen a la influencia de Irán en la región no disfrutan del boato del apoyo de las fuerzas anti-iraníes para llegar al poder. Esta opción ya no está. Y si quieren regresar a las arenas que perdieron pueden adoptar una estrategia de dos caras: impedir el desplome de sus aliados y lanzarse ellos también en brazos de Teherán; y establecer relaciones con fuerzas que mantienen una relación de tira y afloja con Irán e invertir en lo que podemos llamar “contextos de desorden” para que esas fuerzas puedan hacerse con bazas de poder que les permitan a ellos renegociar su relación con los iraníes.

 

Viñeta de Amyad Rasmi para Al Sharq al Awsat

 

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