Fracaso

Mustafa al Nayyar

Arabi 21, 07/11/2016

“Apoyé a este poder desde el principio. Estaba orgulloso de darle potestad para acabar con el terrorismo. Acogí con entusiasmo todas sus prácticas y políticas creyendo que eso garantizaría un futuro inversor, que duplicaría mi riqueza tras unos años de recesión, incluso los grandes proyectos del Estado. Fui uno de los que apoyaron esas prácticas y proyectos pese a que algunos amigos y familiares criticaron la hipocresía del régimen: yo estaba convencido de que lo que estaba por venir sería mucho mejor y que lo que hacía falta era respaldar al poder, estar de acuerdo y apoyar todo lo que dijera sin discusión y sin ponerlo en tela de juicio (…). Y ahora por la crisis del dólar no puedo cumplir con mis compromisos económicos. Los problemas en la aduana y los nuevos impuestos me obligan a retirarme del mercado antes de perder el capital que me queda. Estoy desesperado y soy incapaz de hacer nada. Si antes tenía miedo, ahora mil veces más. No veo ningún futuro. La única manera de salvar lo que me queda y de garantizar un futuro a mis hijos es irme de Egipto para no volver porque aquí no hay esperanza ni futuro”. Esas son las palabras de un empresario que trabaja en el sector sanitario y que tiene algunas de las representaciones médicas más importantes del país. Y esos mismos sentimientos los he visto en muchas personas en estos tiempos. Basta darse una vuelta por las calles de El Cairo para ver el agobio y el decaimiento de millones de ciudadanos de Egipto por el descontrol de precios y el agravamiento de su situación económica.

(…). La gente tiene miedo; una mujer en la cincuentena me decía después de oír las últimas declaraciones presidenciales sobre la disposición del ejército a bajar a las calles y desplegarse en seis horas: “¿Contra quién va a bajar el ejército a la calle? Nadie de fuera va a venir a ocuparnos otra vez. Lo que le pasa al país está dentro. Nadie reconoce que está equivocado y todos los días nos traen buenas nuevas con que todo va a ir bien, pero todo va mal”

Los egipcios tienen miedo ante la actual miseria y la falta de claridad ante el futuro. Nadie se cree que el país avanza hacia algo mejor, salvo el propio poder y los que lo apoyan y cuyo número cae día tras día. La primera causa del miedo de los egipcios es su sentimiento de fracaso económico fuera de control, la sensación de que el hambre llama a sus puertas, de que la clase media desaparece mientras crece el círculo de la pobreza. La gente no asciende de clase, sino que cae, se encoge en contra de su voluntad.

Pese a la decisión de liberalizar los precios de cambio de la libra y de subir el precio de los carburantes, el precio oficial del cambio del dólar se asemeja al cambio en el mercado negro lo que hace pensar a la gente que el Estado ha ocupado el lugar de ese mercado negro. La medida de liberalizar el cambio lo único que ha hecho es menguar los ahorros de los egipcios y debilitar su poder adquisitivo. La gente está dispuesta a ser paciente si luego llega la calma, la prosperidad y el final del túnel, pero este sueño se está disipando ante sus ojos día tras día.

(…)

Si necesita una traducción de este artículo, puede solicitarla en el siguiente correo electrónico: contacto@fundacionalfanar.org

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Viñeta de Al Masri al Yaum

 

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