La concurrencia de millones de electores sirios a 7.000 colegios electorales en 13 provincias (de 15 porque en Raqqa e Idlib no se vota) para depositar su voto y elegir a 250 diputados entre 3.500 candidatos demuestra que las presiones occidentales no han funcionado, y que el gobierno sigue desafiando a las fuerzas que quieren que sea derrocado, por vías pacíficas o bélicas, y quiere demostrar su legitimidad en la calle y la resistencia de sus instituciones.
La postura rusa, a favor de estas elecciones, y la francesa, que las pone en entredicho, son dos posturas previsibles reflejo del mapa internacional en la crisis siria, pero el apoyo de Rusia, que es la potencia que está desempeñando un papel destacado en los entendimientos alcanzados con EE. UU., es importante porque niega los rumores que afirmaban que Moscú se oponía a esos comicios (…).
No discutimos el hecho de que al menos 5 millones de sirios no participarán en estas elecciones porque están refugiados en los países vecinos y en Europa, como recordó el portavoz del Ministerio de Exteriores francés, lo que significa que el próximo Parlamento, que estará formado por 250 diputados, no representará a todos los estratos de la sociedad siria. Tampoco discutimos la falta de observación internacional o transparente de la votación en la que faltan muchos criterios de transparencia (…) aunque las organizaciones internacionales no habrían aceptado supervisar los comicios en caso de haber sido convocadas.
Estas elecciones no traerán resultados diferentes de las celebradas hace dos o diez años, sino que serán una repetición de las anteriores: el Baaz ganará la mayoría de los escaños y un porcentaje limitado de ellos irá a la oposición aceptada por el régimen, al menos parcialmente, para mejorar su imagen y dar otro color al Parlamento que rompa con el color dictatorial del Baaz.
(…)
Que Occidente y la oposición siria apoyada por él no reconozcan los resultados de estas elecciones es un hecho previsible, nada sorprendente, pues no reconocen al régimen en sí, Pero la celebración de los comicios, pese a toda la oposición que tienen de Oriente y Occidente, antes de que comience la tercera ronda de las negociaciones de Ginebra, es un mensaje desafiante, testarudo que se aferra a una mínima decisión política independiente, algo que hay que reconocer se esté o no de acuerdo con ese régimen.
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Viñeta de Hasán Bleibel
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